Nueva Delhi ha luchado durante décadas contra una insurgencia armada en Cachemira, acusando a su archirrival Pakistán de atizar la violencia en el territorio, una acusación que Islamabad niega. Los vecinos, dotados de armamento nuclear, reclaman la región del Himalaya -que incluye el valle de Cachemira, de mayoría musulmana, y Jammu, dominada por los hindúes- en su totalidad, pero sólo controlan partes de ella.

Las autoridades reactivaron una red casi desaparecida de 26.000 Guardias de Defensa de Aldeas (GDV) después de que los militantes mataran a siete residentes de una comunidad hindú en una remota aldea del distrito de Rajouri, en Jammu, el 1 de enero.

"Estamos reagrupando y rejuveneciendo a los VDG que ya estaban allí", dijo a Reuters el jefe de la policía local, Haseeb Mughal.

"Hubo dejadez tras años de normalidad en la región y ahora los estamos entrenando y reorganizando para prevenir cualquier ataque de este tipo. También hemos proporcionado fusiles automáticos a algunos".

El ataque de Rajouri alarmó a las autoridades, preocupadas de que pudiera ser una señal de que los militantes buscaban expandirse hacia Jammu debido a la fuerte presencia militar en el valle de Cachemira, dijo un funcionario de seguridad que pidió no ser nombrado.

En 2019, el gobierno del primer ministro Narendra Modi reorganizó Jammu y Cachemira, entonces el único estado de mayoría musulmana de la India, en dos territorios administrados federalmente, con el objetivo de impulsar el desarrollo y frenar la sangrienta insurgencia.

Basant Raj Thakur, un VDG de la zona de Doda, en Jammu, dijo que apoyaba la medida de proporcionar armas automáticas, en sustitución de los fusiles de cerrojo con los que están armados actualmente algunos guardias.

"Tal y como está evolucionando la situación deberían proporcionar más armas de este tipo y formación", dijo Thakur.

Los VDG reciben una paga mensual de unas 4.000 rupias (49 dólares) del gobierno local.

El impulso para reciclar y rearmar a los VDG, algunos de los cuales habían sido acusados de participar en actividades delictivas, ha suscitado algunas críticas de los políticos locales.

"Poner las armas en manos de los lugareños de los distritos fronterizos de la región de Jammu contradice las pretensiones de normalidad del gobierno", declaró esta semana a la prensa Mehbooba Mufti, ex ministra principal de Jammu y Cachemira cuyo partido quiere más autonomía para la región.

(1 dólar = 81,6980 rupias indias)