Aunque los kenianos deben seguir atendiendo a las medidas de salud pública, como el lavado de manos y el distanciamiento social, las mascarillas ya no son obligatorias en público y todas las medidas de cuarentena para los casos confirmados de COVID-19 se han suspendido con efecto inmediato, declaró el ministro de Sanidad, Mutahi Kagwe, en una conferencia de prensa.

Durante el último mes, la tasa de positividad de las pruebas de COVID-19 en el país de África oriental se ha mantenido por debajo del 1%, añadió, y lo atribuyó al creciente número de kenianos que optan por vacunarse.

En noviembre, el gobierno anunció que se exigiría una prueba de vacunación antes del 21 de diciembre para acceder a las escuelas, los transportes, las oficinas estatales, los hoteles, los bares, los restaurantes, los parques nacionales y las reservas de fauna.

Pero un tribunal bloqueó la medida en medio de la incertidumbre sobre quién la vigilaría o qué hacer con las personas que no pudieran acceder a las vacunas. El ministro no mencionó la orden en sus declaraciones del viernes.

Kenia, con una población de 54 millones de habitantes, ha registrado menos de 35 infecciones diarias de COVID durante la última semana, según las estadísticas del gobierno. Se han registrado alrededor de 323.000 infecciones y 5.600 muertes a lo largo de la pandemia desde 2020.

Casi el 29% de los adultos kenianos están totalmente vacunados, más que la mayoría de los países del África subsahariana.