"El M23 debe cesar toda hostilidad y retirarse de las zonas ocupadas, de acuerdo con la hoja de ruta establecida en la minicumbre de Luanda", declaró en Twitter la misión conocida por sus siglas MONUSCO.

El ataque contra Kitshanga es una nueva ofensiva de los rebeldes que se han apoderado de amplias zonas de la provincia oriental congoleña de Kivu del Norte en una rápida embestida desde mayo que amenazaba la capital provincial, Goma.

La insurgencia ha inflamado las tensiones regionales y el Congo acusa a su vecina Ruanda de respaldar y patrocinar la rebelión liderada por los tutsis. Expertos de Naciones Unidas y potencias occidentales han acusado a Ruanda de respaldar al M23.

El gobierno de Ruanda ha negado cualquier implicación.

Los líderes regionales negociaron un acuerdo en noviembre según el cual los rebeldes debían retirarse de las posiciones recientemente tomadas antes del 15 de enero como parte de los intentos de poner fin a los combates que han desplazado al menos a 450.000 personas.

Pero un informe interno de la ONU afirmó que los rebeldes estaban incumpliendo el alto el fuego y la retirada.

Dos testigos que huyeron de Kitshanga y se unieron a la multitud de refugiados en la base de la MONUSCO, dijeron que los rebeldes habían tomado el control de la ciudad.

"El ejército se retiró. Estoy en la base de la MONUSCO", dijo un periodista afincado en Kitshanga, solicitando el anonimato por razones de seguridad.

Un portavoz del gobierno y del ejército del Congo no respondió inmediatamente a una petición de comentarios.

El M23 dijo en un comunicado que se veía obligado a intervenir para proteger a los tutsis en Kitshanga y otras zonas.