La Unión Europea de 27 países ha debatido durante meses si debe poner un tope a los precios del gas, en un momento en que el bloque lucha por contener la inflación y los precios de la energía en alza, impulsados por el recorte de los suministros de gas a Europa por parte de Rusia.

El comisario de Energía de la UE, Kadri Simson, dijo que la Comisión, que elabora las políticas de la UE, propondrá un tope tras una reunión de los ministros de Energía de la UE el 24 de noviembre, en la que se espera que den instrucciones al ejecutivo del bloque para que siga adelante con la propuesta.

"Nos moveremos rápidamente y haremos una propuesta legal inmediatamente después de que los ministros nos den el mandato de hacerlo", dijo Simson en una entrevista al margen de la cumbre del clima COP27 en Egipto.

"Hemos hecho nuestros deberes. Creo que este tipo de tope de precios puede permitirnos calmar el mercado... también elimina el riesgo de que no recibamos ningún cargamento", dijo.

Los países de la UE están divididos sobre la conveniencia de limitar los precios del gas. Una vez propuesta por la Comisión, una mayoría reforzada de al menos 15 países tendría que aprobar la medida.

Bélgica, Polonia, Italia y Grecia han exigido a Bruselas que proponga un tope al precio del gas antes del 24 de noviembre, y han amenazado con bloquear otras políticas de la UE, como la aceleración de las normas de autorización de las energías renovables, si no se propone uno.

Otros, entre ellos Alemania, el mayor usuario de gas de Europa, advierten que limitar los precios podría dejar a los países con dificultades para conseguir cargamentos en los mercados internacionales de gas.

El tope previsto para el precio del gas, que la Comisión esbozó en un documento compartido con los países de la UE a última hora del martes, entraría en vigor si los precios se disparan hasta un nivel predefinido, y limitaría el precio de las operaciones de los contratos del primer mes en el centro de comercio de gas de la instalación de transferencia de títulos holandesa.

"No queremos suspender el mercado como tal", dijo Simson. "En un mercado global de materias primas, no podemos atraer estos volúmenes a menos que nuestros precios (del gas) sean competitivos frente a los de otras regiones del mundo, concretamente el mercado asiático".

El documento compartido con los países de la UE, visto por Reuters, no especificaba el nivel de precios que utilizaría, pero decía que se suspendería inmediatamente si causaba "perturbaciones no deseadas en el mercado" que perjudicaran la seguridad energética de Europa.