Su carta a la Comisión Europea pone de manifiesto el conflicto interno de la UE entre quienes persiguen políticas cada vez más duras para frenar la inmigración ilegal y otros que hacen hincapié en las consideraciones humanitarias y las lagunas del mercado laboral.

Italia, los Países Bajos y las instituciones de la UE firmaron en julio el acuerdo con Túnez, prometiendo ayuda a este país a cambio de que el presidente Kais Saied tomara medidas enérgicas contra los traficantes de personas y mantuviera un control más estricto de las salidas por mar.

Italia, donde la Primera Ministra Giorgia Meloni, contraria a la inmigración, está inmersa en una ardua batalla para cumplir sus promesas electorales de reducir las llegadas por mar de refugiados y migrantes procedentes de África, elogió la "verdadera asociación".

Pero en su carta fechada el 2 de agosto, Baerbock expresó su "incomprensión" por lo que calificó de consultas insuficientes con otros países del bloque de 27 naciones.

"La democracia, los derechos humanos y el Estado de derecho deben guiarnos en nuestra cooperación, algo que no se tuvo debidamente en cuenta en el acuerdo con Túnez", escribió.

"El MoU (memorando de entendimiento) con Túnez no puede convertirse en una plantilla para futuros acuerdos", añadió.

Una carta relacionada del 7 de septiembre del máximo diplomático de la UE, Josep Borrell, que tampoco es pública pero fue vista por Reuters, destacaba un precedente legal que sugiere que la Comisión podría perder en los tribunales si es demandada.

Borrell escribió que es posible que se esté trabajando en memorandos similares con otros vecinos mediterráneos, especialmente Egipto. A pesar de las críticas, ni él ni el ministro alemán dijeron que el acuerdo debiera revocarse.

Ambas cartas iban dirigidas al comisario europeo de Vecindad y Ampliación, Oliver Varhelyi, miembro de la Comisión Europea nombrado por Hungría y considerado un aliado del primer ministro Viktor Orban, una de las voces más duras de la UE contra la inmigración procedente de Oriente Próximo y África.

'GRAVES VIOLACIONES Y ABUSOS

Cuando se le pidió que comentara las cartas, una portavoz de la Comisión Europea dijo que el Ejecutivo comunitario había consultado lo suficiente a los Estados miembros.

El viernes, la CE anunció un apoyo de 60 millones de euros (64 millones de dólares) al presupuesto tunecino y otros 67 millones de euros (71 millones de dólares) de ayuda a la migración.

La portavoz dijo que la ayuda estaba vinculada a un acuerdo con Túnez y "nos ayudará a abordar la situación urgente que vemos en Lampedusa", una pequeña isla italiana que es el primer puerto de escala para muchas personas que intentan llegar a la UE.

Pero, en una carta del 17 de agosto a la UE, también reseñada por Reuters, expertos en derechos con mandato del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra enumeraron numerosas denuncias de graves abusos a inmigrantes por parte de las autoridades tunecinas.

Las disputas sobre el manejo de refugiados e inmigrantes han plagado la UE desde que más de un millón de personas llegaron a través del Mediterráneo en botes inseguros de contrabandistas en 2015.

Aquello cogió al bloque por sorpresa, desbordó sus capacidades de seguridad y acogida y avivó agrias disputas entre los países miembros que han hecho mella en la unidad del bloque.

Los desacuerdos siguen lejos de haber terminado, como sugieren las cartas que llegan en un momento en el que Meloni pide aún más medidas de la UE contra la inmigración africana, incluida una misión marítima para bloquear las salidas.

La UE desechó una operación similar hace unos años tras las críticas, incluidas las de la propia Meloni, de que había actuado de forma ineficaz e ilegal dada su obligación de salvar vidas.

Se espera que la retórica cada vez más contraria a la inmigración resuene en toda la UE antes de las elecciones parlamentarias del continente previstas para junio de 2024, a pesar de que el bloque también acoge al mismo tiempo a varios millones de refugiados de la guerra de Rusia en Ucrania.

(1 dólar = 0,9388 euros)