Esta nación agrícola de poco menos de 7 millones de habitantes acudirá a las urnas para votar en lo que se espera que sea una reñida contienda entre el hábil economista de 44 años Santiago Peña, que representa al Partido Colorado, conservador en el poder, y el veterano político de 60 años Efraín Alegre, que lidera una amplia coalición de centroizquierda y promete una remodelación de la política exterior.

Los encuestadores ven una carrera reñida, incluso un empate técnico. El gobernante Partido Colorado ha dominado la política paraguaya durante los últimos tres cuartos de siglo, en el poder durante todos los años menos cinco. Pero las persistentes acusaciones de corrupción han hecho que aparezcan grietas en su apoyo.

"Antes nunca hablábamos de política, porque una victoria del Partido Colorado era un hecho", dijo a Reuters en la capital Gustavo Vera, trabajador bancario de 40 años. "Hay un aire de cambio, la gente ha despertado".

En el bullicioso mercado callejero Mercado 4 de Asunción, la mayoría citó la dura situación económica. El déficit fiscal se disparó hasta el 3% del PIB el año pasado, el crecimiento medio anual en los últimos cuatro años cayó al 0,7% y la pobreza extrema ha aumentado.

"Vamos hacia atrás, eso es lo que siento", dijo Nicolás Ortigoza, de 32 años, mientras servía brochetas de pollo en su puesto. "En Paraguay hay más corrupción que trabajo... Sólo sé que tenemos que trabajar mucho más para llegar a fin de mes".

Quienquiera que asuma la presidencia en agosto probablemente se verá presionado por la recién elegida legislatura para reducir el gasto tras un derroche para paliar el impacto de la pandemia del COVID-19 y la invasión de Ucrania. Alegre ha prometido recortar la factura energética y Peña ha prometido crear más puestos de trabajo.

"Quienquiera que gane va a tener que limitar el gasto público porque la deuda no puede seguir creciendo", dijo a Reuters el economista y ex ministro de Finanzas César Barreto, añadiendo que era un momento "complejo" para cualquier nuevo gobierno.

PRECIOS MÁS BAJOS, MEJORES ESCUELAS

En los noticiarios y columnas políticas, la conversación se ha centrado en el debate sobre si poner fin a las relaciones diplomáticas a largo plazo con Taiwán en favor de China, y en una serie de acusaciones de corrupción contra dirigentes clave del Partido Colorado.

El Tesoro estadounidense impuso a principios de año sanciones al jefe del partido, Horacio Cartes, y al vicepresidente, Hugo Velázquez, alegando "corrupción rampante". Ambos niegan las acusaciones.

Pero el ruido está influyendo en algunos votantes.

"Hemos vivido demasiado tiempo con la corrupción, con la pobreza, con el narcotráfico oculto y con una sanidad negligente", dijo el estudiante Eiden Malky, de 19 años, que vota por primera vez.

"Hay mucha oposición a los colorados... No es que los próximos políticos vayan a ser mejores, pero votaremos (por ellos) porque ofrecen algo diferente".

Alegre, en su tercera campaña presidencial, ha reunido una amplia alianza de partidos independientes para desafiar a la poderosa maquinaria política colorada. Pero ha sido criticado por algunos sectores por indicar que pondría fin a casi 70 años de lazos diplomáticos con Taiwán en un intento de abrir los enormes mercados chinos a la soja y la carne de vacuno paraguayas.

De vuelta en el mercado callejero de Asunción, la vendedora de pescado Candida Britez, de 59 años, dijo que sus ventas eran débiles y estaban cayendo, y que estaba deseando tener un nuevo líder político para mejorar las cosas.

"Antes los clientes compraban tres o cinco kilos, ahora quizá sólo un kilo. Apenas me alcanza para comprar pan, azúcar y leche", dijo, y añadió que después de que cierra el mercado viaja de puerta en puerta vendiendo lo que puede.

"Los que no tenemos mucho queremos ver bajar los precios, mejores escuelas y electricidad más asequible con nuestro próximo presidente", dijo Britez.