Por Kevin Yao y Joe Cash

PEKÍN, 15 jul (Reuters) -La economía china creció mucho más despacio de lo esperado en el segundo trimestre, debido a que la prolongada caída del sector inmobiliario y la inseguridad laboral han debilitado la frágil recuperación, manteniendo vivas las expectativas de que Pekín tendrá que aplicar aún más estímulos.

La segunda mayor economía del mundo creció un 4,7% en el periodo abril-junio, según los datos oficiales, el ritmo más lento desde el primer trimestre de 2023, por debajo del 5,1% previsto por los analistas en una encuesta de Reuters. También se desaceleró respecto a la expansión del 5,3% del trimestre anterior.

Especialmente preocupante fue el sector del consumo, donde el crecimiento de las ventas minoristas se redujo a su nivel más bajo en 18 meses, ya que las presiones deflacionistas obligaron a las empresas a recortar los precios de todo tipo de productos, desde automóviles hasta alimentos y ropa.

"En general, los decepcionantes datos del PIB muestran que el camino para alcanzar el objetivo de crecimiento del 5% sigue siendo difícil", dijo Lynn Song, economista jefe de ING para Gran China.

"El efecto riqueza negativo de la caída de los precios inmobiliarios y bursátiles, así como el bajo crecimiento de los salarios en medio del recorte de costes de varias industrias, está arrastrando el consumo y provocando un giro de las compras de grandes cantidades hacia el consumo básico temático de 'comer, beber y jugar'", añadió.

La prolongada crisis inmobiliaria se agravó en junio, cuando los precios de la vivienda nueva cayeron al ritmo más rápido de los últimos nueve años, minando la confianza de los consumidores y limitando la capacidad de los gobiernos locales, sobrecargados de deudas, para generar nuevos fondos mediante la venta de terrenos.

Analistas prevén que la reducción de la deuda y el aumento de la confianza sean los principales objetivos de la reunión de líderes económicos que se celebra esta semana en Pekín, aunque la resolución de uno de estos problemas puede dificultar la solución del otro.

El Gobierno aspira a un crecimiento económico en torno al 5,0% para 2024, un objetivo que muchos analistas consideran ambicioso y que puede requerir más estímulos.

La ralentización del crecimiento en el segundo trimestre, más acusada de lo previsto, llevó el lunes a Goldman Sachs a rebajar su previsión de crecimiento para China en 2024 del 5,0% al 4,9%.

"Para contrarrestar la debilidad de la demanda interna, creemos que es necesaria una mayor relajación de la política económica en lo que queda de año, especialmente en los frentes fiscal y de la vivienda", señalaron los economistas de Goldman Sachs, dirigidos por Lisheng Wang, en una nota.

Según los datos de la Oficina Nacional de Estadísticas, el crecimiento trimestral fue del 0,7%, frente al 1,5% revisado a la baja de los tres meses anteriores.

Para contrarrestar la debilidad de la demanda interna y la crisis inmobiliaria, China ha impulsado la inversión en infraestructuras y ha destinado fondos a la fabricación de alta tecnología.

El yuan y las acciones chinas cayeron tras los decepcionantes datos, pero los mercados bursátiles cerraron más tarde al alza al apostar los inversores por más estímulos.

CONSUMIDORES AFECTADOS

Las cifras se conocen en un momento en que Pekín trata de apuntalar la confianza económica en el esperado Tercer Pleno, una reunión clave de dirigentes que comienza el lunes, aunque las exigencias contrapuestas, como impulsar el crecimiento y recortar la deuda, complican esos planes.

La Oficina Nacional de Estadísticas señaló que, si bien el mal tiempo fue responsable de parte del impacto sobre el crecimiento en el segundo trimestre, la economía se enfrentó a crecientes incertidumbres externas y dificultades internas en el segundo semestre del año.

El crecimiento económico de China ha sido desigual, con una producción industrial superior al consumo interno, lo que ha avivado los riesgos deflacionistas en medio de la recesión inmobiliaria y la creciente deuda de los gobiernos locales.

Aunque las sólidas exportaciones chinas han proporcionado cierto apoyo, las crecientes tensiones comerciales suponen ahora una amenaza.

Como reflejo general de estas tendencias, el lunes se publicaron otros datos que mostraban que el crecimiento de la producción industrial en junio superó las expectativas, aunque siguió ralentizándose con respecto a mayo.

Estos datos siguen a los publicados a principios de mes, según los cuales las exportaciones chinas aumentaron en junio un 8,6% con respecto al año anterior y las importaciones se redujeron inesperadamente un 2,3%, lo que sugiere que los fabricantes están adelantando los pedidos para anticiparse a los aranceles de sus socios comerciales.

Sin embargo, el punto más doloroso del lunes se observó en las ventas minoristas, que subieron un 2,0% interanual, no alcanzando las previsiones y registrando el crecimiento más lento desde diciembre de 2022.

"Entre todas las cifras mensuales publicadas hoy, lo más destacado son las débiles ventas minoristas", dijo Xing Zhaopeng, estratega senior de China en ANZ.

"El consumo de los hogares sigue siendo muy débil, (...) con los empleadores recortando los salarios y el alto desempleo juvenil, los hogares seguirán siendo cautelosos en el futuro", agregó Xing.

La inversión inmobiliaria cayó un 10,1% en el primer semestre de 2024 con respecto al año anterior y las ventas de viviendas por superficie disminuyeron un 19,0%.

Los préstamos bancarios de junio publicados la semana pasada mostraron que la demanda tambaleaba de nuevo y algunos indicadores clave alcanzaron mínimos históricos.

Para apuntalar el crecimiento, el gobernador del banco central chino se comprometió el mes pasado a mantener una política monetaria de apoyo.

Analistas consultados por Reuters esperan un recorte de 10 puntos básicos en el tipo de interés de los préstamos a un año, así como un recorte de 25 puntos básicos en el coeficiente de reservas obligatorias de los bancos en el tercer trimestre.

Los analistas de Citi esperan que el Gobierno ponga en marcha otra ronda de medidas de apoyo al sector inmobiliario tras una reunión del Politburó, máximo órgano decisorio del gobernante Partido Comunista, prevista para finales de julio.

En mayo, las autoridades permitieron a las empresas estatales locales comprar viviendas terminadas sin vender y el banco central creó una línea de préstamos de 300.000 millones de yuanes para viviendas asequibles.

"Aunque hay muchas razones para la reforma, es poco probable que sea un asunto especialmente emocionante", afirmó Harry Murphy Cruise, economista de Moody's Analytics.

"Suponiendo que las reformas sean modestas, esperamos que China alcance por los pelos su objetivo del 5% para este año", añadió.

(Reporte de Kevin Yao y Joe Cash; edición de Sam Holmes y Jacqueline Wong; editado en español por Javier Leira y Benjamín Mejías Valencia)