El producto interior bruto de la zona euro se expandió un 0,1% en el cuarto trimestre, superando las expectativas de un sondeo de Reuters de una caída del 0,1%. En comparación con el año anterior, el crecimiento fue del 1,9%, por encima de las expectativas del 1,8%.

Entre los países más grandes del bloque, Alemania e Italia registraron tasas de crecimiento negativas para el trimestre, pero Francia y España se expandieron, añadió Eurostat, basándose en una estimación flash que está sujeta a revisiones.

La guerra de casi un año de Rusia en Ucrania ha resultado costosa para la zona euro, que ahora abarca 350 millones de personas en 20 países, dada la fuerte dependencia de algunos miembros de la energía barata.

La escalada de los precios del petróleo y del gas ha agotado el ahorro y frenado la inversión, al tiempo que ha obligado al Banco Central Europeo a realizar subidas de tipos sin precedentes para frenar la inflación.

Pero la economía también ha mostrado cierta resistencia inesperada, como durante la pandemia del COVID-19, cuando el crecimiento superó las expectativas al ajustarse las empresas a las nuevas circunstancias más rápido de lo que habían previsto los responsables políticos.

Cifras más recientes como un indicador de confianza crucial o los últimos datos del PMI sugieren que el crecimiento ya ha tocado fondo y que está en marcha una lenta recuperación, ayudada por un invierno suave que ha limitado el gasto energético.

Con los precios de la energía basados en el mercado rondando los niveles de antes de la guerra, el Fondo Monetario Internacional mejoró el lunes su proyección de crecimiento para el bloque, citando una resistencia inesperada, ayudada por el generoso apoyo gubernamental.

El FMI ve ahora un crecimiento del 0,7% para todo el año, por encima de su previsión del 0,5% de octubre y del 0,5% pronosticado por el Banco Central Europeo en diciembre.

Pero incluso si al bloque le va mejor de lo que se temía, el crecimiento en 2023 será de los más débiles jamás registrados debido a una gran caída de los ingresos reales y al aumento de los tipos de interés.

El BCE ha subido los tipos un total de 2,5 puntos porcentuales hasta el 2% desde julio para contener la inflación, y los mercados prevén otras subidas de 1,5 puntos porcentuales a mediados de año, lo que situaría el tipo de depósito en su nivel más alto desde principios de siglo.

Un aumento tan rápido está frenando los préstamos bancarios, una fuente clave de crédito para las empresas, y el acceso a los préstamos ya ha sufrido el mayor descenso el último trimestre desde la crisis de deuda del bloque en 2011.