Los responsables políticos de Nigeria sostienen que las persistentes presiones inflacionistas son estructurales y en gran medida importadas. Los analistas afirman que la inflación está impulsada por la escasez de dólares, el elevado coste del gasóleo y el exceso de liquidez.

La elevada inflación, el débil crecimiento económico y la creciente inseguridad son temas importantes para los votantes mientras Nigeria se dirige a las elecciones nacionales y presidenciales de febrero, en las que el actual presidente Muhammadu Buhari no participará debido a los límites de su mandato.

Los datos de Refinitiv mostraron que la inflación interanual en Nigeria se ha mantenido en su nivel más alto desde septiembre de 2005.

El banco central ha subido los tipos un total de 400 puntos básicos este año, su subida más dura en un ciclo anual, en un intento de frenar la inflación y aliviar la presión sobre la divisa.

En septiembre elevó su principal tipo de interés de préstamo al 15,50%, su nivel más alto hasta la fecha.

La Oficina Nacional de Estadística (ONE) declaró que la interrupción del suministro de alimentos, el aumento de los costes de importación debido a la debilidad de la divisa y la subida de los costes de producción eran factores probables de la subida de los niveles de precios.

Un índice separado de precios de los alimentos mostró una inflación del 23,34% en septiembre, frente al 23,12% de agosto, ya que los nigerianos siguieron enfrentándose a precios más altos de productos básicos como el arroz y el pan.

Nigeria espera que la inflación se mantenga en dos dígitos, con una media del 17,16% el próximo año, según declaró Buhari en su discurso sobre el presupuesto para 2023 este mes.