La tasa de inflación anual de Argentina superó el 211% en diciembre, según mostraron los datos oficiales el jueves, alcanzando el nivel más alto desde principios de la década de 1990, mientras el nuevo presidente libertario Javier Milei intenta atajar la hiperinflación con duras medidas de austeridad.

La tasa de inflación mensual de Argentina también se situó en el 25,5% en el mes, por debajo de las previsiones, tras una fuerte devaluación de la moneda, el peso, el mes pasado, después de que el gobierno de Milei tomara posesión el 10 de diciembre, prometiendo poner la inflación bajo control.

La lectura de la inflación llevó a Argentina más allá de su par regional Venezuela, durante mucho tiempo el valor atípico de la inflación en América Latina, donde la inflación se enfrió a un estimado 193% en 2023, después de años de dolorosas subidas de precios fuera de control.

"Hemos tenido que eliminar cosas que hacían la vida un poco más alegre", dijo la jubilada Susana Barrio, de 79 años, añadiendo que ya no podía permitirse invitar a sus amigos a asados, durante mucho tiempo una parte clave de la vida social argentina.

"Esa alegría que me daba invitar a mis amigos a un asado, que es típico aquí, ahora es imposible".

Aunque la elevada inflación ha perseguido a Argentina durante años, la tasa de aumento de los precios se encuentra ahora en el nivel más alto desde principios de la década de 1990, cuando el país salía de un periodo de hiperinflación, con una subida especialmente rápida de los precios de los alimentos.

El presidente Javier Milei, un outsider político que llegó al poder a lomos del enfado de los votantes por el empeoramiento de la situación económica, pretende emplear duras medidas de austeridad para bajar la inflación, reducir un profundo déficit fiscal y reconstruir las arcas del gobierno.

Pero Milei, que lleva un mes en el cargo, ha advertido que llevará tiempo y que las cosas podrían empeorar antes de mejorar. Muchos argentinos se están apretando aún más el cinturón, y dos quintas partes ya se encuentran en la pobreza.

"Nada es barato", dijo Graciela Bravo, una jubilada de 65 años, que afirmó que ahora contaba cuidadosamente cuántas patatas compraba.

"Antes comprabas por kilos, ahora compro tres patatas o cuatro para que no se estropeen".

Alejandro Grossi, abogado de 49 años, dijo estar cansinamente acostumbrado al aumento de los precios tras años de inflación.

"Compro menos cosas para mí de las que me gustaría, me adapto", dijo. "Es como si estuviéramos acostumbrados, ya es algo tan natural aquí: la inflación y el cambio de precios". (1$ = 814,9000 pesos argentinos) (Reportaje de Horacio Soria y Hernan Nessi; Reportaje adicional de Kylie Madry; Redacción de Lucila Sigal; Edición de Adam Jourdan, Rosalba O'Brien y Chizu Nomiyama)