Malí es un importante productor de arroz y maíz, y suele exportar alrededor del 10-15% de su cosecha a los países vecinos. El mes pasado se suspendieron indefinidamente las exportaciones de grano debido a la escasez de suministro interno.

La producción global descendió en torno a un millón de toneladas en 2021, pasando a 9,2 millones de toneladas desde los 10,3 millones del año anterior, según datos provisionales del ministerio de agricultura.

"El descenso se explica en parte por la mala distribución de las lluvias, que empezaron tarde en la temporada y terminaron pronto en algunas zonas", dijo Flamory Diabate, funcionario de estadísticas del ministerio de agricultura.

"También se explica por los problemas de inseguridad, la amenaza yihadista, sobre todo en regiones como Mopti y Segou, donde los yihadistas han impedido a los agricultores ir a los campos", añadió.

Malí y sus vecinos Níger y Burkina Faso luchan contra una prolongada insurgencia de militantes vinculados a Al Qaeda y al Estado Islámico. Miles de personas han muerto y alrededor de 2 millones han sido desplazadas en toda la región.

El temor a la escasez de alimentos podría verse exacerbado por el aluvión de sanciones regionales impuestas a Malí a principios de este mes, después de que la junta gobernante abandonara sus planes de celebrar elecciones en febrero y ampliara su mandato por otros cuatro años.

La Unión Europea anunció esta semana que sancionará a Malí en línea con las medidas adoptadas anteriormente por el principal bloque político y económico de África Occidental. Es probable que las decisiones se tomen a finales de enero. [L8N2TX4M2]