MOSCÚ/KIEV, 24 jun (Reuters) - Los moscovitas expresaron el sábado su malestar o tacharon de teatro político el enfrentamiento entre el Kremlin y los mercenarios de Wagner, que habían prometido avanzar hacia la capital en una "marcha de la justicia" para criticar el desarrollo de la guerra en Ucrania.

Los ucranianos, por su parte, se mostraron claramente satisfechos, a veces regocijados, ante la perspectiva de una división en las filas rusas 16 meses después de que las tropas del Kremlin invadieran su país.

El alcalde de Moscú, Sergei Sobyanin, aliado del presidente Vladimir Putin, declaró que estaba en vigor un "régimen antiterrorista", antes de que el líder de la milicia privada Wagner anunciara que sus combatientes darían marcha atrás para evitar el derramamiento de sangre.

Yevgeny Prigozhin había dicho que quería derrocar a la cúpula del ejército y "restablecer la justicia", mientras que Putin había prometido aplastar el motín.

Un moscovita que se identificó como Nikolai y se negó, al igual que otros, a dar su apellido, vio cómo los militares tomaban posiciones para proteger la ciudad.

A algunos residentes les resultaba difícil comprender la magnitud de los acontecimientos.

"Es una noticia muy dura, realmente inesperada. Acabo de volver de la universidad. Acabo de hacer mi último examen, y la noticia ha sido realmente inesperada, ya que estaba preparándome (para el examen) anoche", dijo Vladimir, un estudiante. "No sé cómo reaccionar. Todavía no lo he asimilado".

En la Plaza de la Independencia de Kiev, abarrotada de residentes que disfrutaban de un paseo, Natalia Tanich, de 48 años, reconoció cierto placer al observar la crisis en Rusia.

"Me divierte lo que ocurre en Rusia. El inevitable conflicto entre Prigozhin y Putin era de esperar", dijo. "No sé qué puede salir de él. Pero deseo que se peguen un tiro y mueran".

En Járkov, la segunda ciudad más poblada de Ucrania y que ha sido sometida a frecuentes bombardeos desde la invasión, Ivan dijo que el enfrentamiento era consecuencia de la volatilidad de la política y de la prolongación del conflicto.

"La situación se comprimió tanto en Rusia que se volvió desesperada. Considero que lo ocurrido es un acontecimiento natural. Influirá en la guerra, pero creo que no acabará en un día. Tendremos que aguantar un poco", afirmó.

En Moscú, bajo el alcalde Sobyanin, el Estado ha gastado ingentes cantidades para transformar la ciudad en un escaparate urbano con una delincuencia relativamente baja. Muy lejos de la monótona época soviética y de la década de 1990, cuando estaba plagada de asesinatos por encargo o, posteriormente, sufría los ataques de los separatistas chechenos.

Una mujer llamada Galina dijo que pensaba que lo que estaba ocurriendo era una especie de "provocación".

"No me asusta en absoluto", dijo. "Confío en nuestro presidente y en nuestro pueblo".

(Reporte de Reuters; Escrito por Andrew Osborn; Editado en Español por Ricardo Figueroa)