El pontífice, de 86 años, celebrará el miércoles una misa en la capital, Kinshasa, y se reunirá con las víctimas de la violencia del este del país, asolado por combates recurrentes entre rebeldes y tropas gubernamentales.

La última visita papal al Congo fue la de Juan Pablo II en 1985, cuando aún se conocía como Zaire.

"Estamos afinando nuestros planes para recibir al Papa con alegría, amor y respeto", dijo el sacerdote católico Victor Ntambwe, que tiene recuerdos de infancia de la visita de Juan Pablo II y ahora forma parte de un comité de la Iglesia que organiza la bienvenida a Francisco.

"Llevamos 60 años estancados aquí. Durante los últimos 20, hemos estado bajo ataque. La gente sufre y se muere de hambre. Tenemos demasiadas viudas y huérfanos", dijo, añadiendo que el papa hablaría en nombre del Congo en la escena mundial.

El Congo posee grandes riquezas minerales que han avivado los conflictos entre las milicias, las tropas gubernamentales y los invasores extranjeros. También se ha visto afectado por la violencia vinculada a las largas y complejas secuelas del genocidio de 1994 en la vecina Ruanda.

Se calcula que 5,7 millones de personas están desplazadas internamente en el Congo y 26 millones se enfrentan a una hambruna severa, en gran parte debido al impacto del conflicto armado, según las Naciones Unidas.

Programado por primera vez para el pasado mes de julio, el viaje del Papa se pospuso porque sufría un rebrote de una dolencia crónica de rodilla. Originalmente había planeado visitar la ciudad oriental de Goma, pero esa parada se desechó a causa de la violencia.

Los católicos romanos constituyen aproximadamente la mitad de los 90 millones de habitantes del Congo y la Iglesia desempeña un papel crucial en la gestión de escuelas e instalaciones sanitarias.

Se estaban levantando barreras a lo largo del itinerario previsto del Papa y personal de seguridad patrullaba Kinshasa mientras la ciudad esperaba la llegada del Papa, lo que provocó atascos gigantescos y perturbó los desplazamientos y la salida de las escuelas, dijeron los residentes.

En el Estadio de los Mártires, una marquesina que sobresalía de un escenario en el que el papa tenía previsto pronunciar un discurso público el jueves se derrumbó durante una tormenta el domingo por la noche. Se estaba reparando y las autoridades dijeron que estaría listo a tiempo.

Francisco permanecerá en Kinshasa hasta el viernes por la mañana, cuando volará a Sudán del Sur, otro país que lucha contra el conflicto y la pobreza.

En una primicia, le acompañarán en ese tramo de su viaje el arzobispo de Canterbury, líder de la Comunión Anglicana mundial, y el moderador de la Iglesia de Escocia.