Las acciones asiáticas subieron el lunes, ya que los inversores esperaban que los datos de inflación de EE.UU. de esta semana no desbarataran las perspectivas de bajada de los tipos de interés, mientras que el riesgo de una intervención monetaria por parte de Japón frenó de momento la caída del yen.

Se prevé que el índice de precios del gasto en consumo personal (PCE) subirá un 0,3% en febrero, lo que mantendría el ritmo anual en el 2,8%. Cualquier subida superior se tomaría como un revés para las esperanzas de un recorte de tipos de la Reserva Federal en junio.

Muchos mercados están cerrados por Semana Santa el viernes, cuando se publicarán los datos del PCE, por lo que la reacción completa tendrá que esperar hasta la semana que viene.

El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, se mostró lo suficientemente pesimista la semana pasada como para que los futuros den a entender que hay alrededor de un 74% de probabilidades de una flexibilización en junio, frente al 55% de una semana antes.

Powell participará en un debate moderado en una conferencia sobre política monetaria el viernes, mientras que los gobernadores de la Fed Lisa Cook y Christopher Waller también comparecerán esta semana.

Europa tiene sus propias pruebas de inflación con los datos de precios al consumo de Francia, Italia, Bélgica y España, antes del informe general del IPC de la UE del 3 de abril.

El banco central sueco se reúne el miércoles y en general se espera que mantenga los tipos en el 4,0%, aunque la sorpresiva relajación del Banco Nacional Suizo (SNB) la semana pasada ha hecho que los mercados anticipen una declaración pesimista.

Las expectativas de una caída de los costes de los préstamos a escala mundial ha sido un revulsivo para la renta variable, con el S&P 500 subiendo casi un 10% en lo que va de año. A primera hora del lunes, los futuros del S&P 500 y del Nasdaq cotizaban con pocos cambios.

El índice MSCI más amplio de acciones de Asia-Pacífico fuera de Japón subió un 0,1%, hasta situarse justo por debajo de máximos de ocho meses.

El Nikkei japonés bajó un 0,4%, tras dispararse un 5,6% la semana pasada y alcanzar un nuevo máximo histórico gracias al debilitamiento del yen.

Aunque la Fed se mostró pesimista la semana pasada, no fue la única, ya que el Banco Central Suizo (SNB) recortó los tipos, mientras que el Banco de Inglaterra (BoE) y el Banco Central Europeo (BCE) dejaron a los mercados a la espera de una relajación a partir de junio.

El Banco Popular de China (PBOC) también sorprendió a los mercados el viernes al dejar caer el yuan por encima de 7,2 por dólar hasta mínimos de cuatro meses, en medio de rumores de que iba a relajar aún más su política.

JAPÓN QUIEBRA EL YEN

"Creemos que el rebote del dólar refleja la postura más explícitamente dovish de otros grandes bancos centrales, en particular el SNB y el BoE", afirmó Jonas Goltermann, economista jefe adjunto de mercados de Capital Economics.

"La aparente decisión del PBOC de dejar que el renminbi se debilite bruscamente se ha sumado al tono general favorable al dólar", añadió. "En general, el billete verde se dirige al periodo de vacaciones de Pascua con paso firme, y es probable que los sólidos y continuos datos económicos de EE.UU. lo mantengan así".

Ni siquiera el alejamiento de las políticas superfáciles por parte del Banco de Japón (BOJ) pudo hacer mella en el dólar, ya que los inversores asumieron que no era el inicio de una serie de subidas y los futuros implican un tipo de sólo 20 puntos básicos para finales de año.

El lunes, el dólar se mantenía en 151,30 yenes, tras haber subido un 1,6% la semana pasada hasta un máximo de 151,86. Los mercados desconfían de poner a prueba los 152,00 ya que es un nivel que ha atraído la intervención japonesa en el pasado.

De hecho, el máximo responsable japonés de divisas advirtió el lunes de que la actual debilidad del yen no reflejaba los fundamentos y que unos movimientos excesivos no eran bienvenidos.

El euro se inmovilizó en 1,0808 dólares, tras haber sido arrastrado a la baja por el franco suizo después de la drástica bajada de tipos del BNS.

La fortaleza del dólar restó algo de brillo al oro, que se situó en 2.168 dólares la onza, tras alcanzar un máximo histórico de 2.217,79 dólares la semana pasada.

Los precios del petróleo se vieron apuntalados por los ataques de Ucrania a las refinerías rusas, junto con unos datos que mostraban una caída en el número de plataformas de Estados Unidos.

El Brent subió 21 centavos hasta los 85,64 dólares por barril, mientras que el crudo estadounidense avanzó 23 centavos hasta los 80,86 dólares por barril.