Entre los muertos estaban Nicholas Toledo, un abuelo mexicano de unos 70 años que celebraba con su familia entre la multitud que ondeaba la bandera en el desfile del lunes, y Jacki Sundheim, una profesora de una sinagoga cercana.

En una rueda de prensa celebrada el martes, las autoridades citaron dos encuentros previos entre el presunto pistolero y las fuerzas del orden: una llamada al servicio de emergencias 911 en abril de 2019 en la que se informaba de que había intentado suicidarse y otra en septiembre de ese año sobre supuestas amenazas que había dirigido a miembros de su familia.