Los principales bancos centrales han llevado a cabo un récord de 2.700 puntos básicos de subidas de tipos en 2022 para acabar con la elevada inflación, mientras crece la preocupación por la posibilidad de que el encarecimiento de los préstamos provoque una recesión mundial.

"Los mayores gastos por intereses ya están ejerciendo presión sobre los gobiernos y las empresas menos solventes, así como sobre los hogares con menores ingresos", afirmó en un informe S&P Global, una empresa de inteligencia financiera que incluye un servicio de calificación de la deuda.

La rentabilidad exigida por las empresas a los nuevos proyectos estaba aumentando junto con los costes de la deuda, añadió S&P Global, en una tendencia que "frenaría los futuros volúmenes de actividad empresarial".

"El aumento de los tipos de interés y la ralentización de las economías están haciendo más pesada la carga de la deuda", añadió S&P Global en el informe presentado antes del Foro Económico Mundial que se celebrará la próxima semana en Davos (Suiza).

"Para mitigar el riesgo de una crisis financiera, puede ser necesario hacer concesiones entre el gasto y el ahorro".

S&P Global basó su estimación de una factura de intereses extra de 8,6 billones de dólares aplicando una subida de tipos de tres puntos porcentuales a la deuda mundial por valor de 300 billones de dólares. Alrededor del 65% del coste extra del servicio de la deuda se pagaría en bonos y préstamos a tipo fijo a medida que se refinanciaran "con el tiempo", según el informe.

También proyectaba que el ratio deuda/PIB mundial -un marcador del riesgo de apalancamiento en el sistema financiero- podría aumentar en el peor de los casos hasta el 391% en 2030, desde el 349% de junio de 2022.

S&P Global suma su voz a un coro de advertencias de los responsables políticos y las instituciones multilaterales sobre el impacto del aumento de los costes del servicio de la deuda en las economías y empresas frágiles, así como en los hogares en dificultades.

El mes pasado, el presidente del Banco Mundial, David Malpass, declaró en una conferencia de Reuters que los países más pobres del mundo debían ahora 62.000 millones de dólares en costes anuales del servicio de la deuda a los acreedores oficiales, lo que supone un aumento del 35% en el último año, y desató la preocupación por una tendencia desordenada al impago.

En septiembre, el Grupo Vulnerable de los 20 (V20), un grupo de 55 economías expuestas a las consecuencias del cambio climático, pronosticó que la factura de los intereses de su deuda aumentaría hasta un punto en el que tendrían dificultades para salvaguardar a sus poblaciones de las catástrofes naturales.