Lavrov ha estado en una ofensiva de encanto de una semana en el continente, empezando en Sudáfrica, que está planeando ejercicios militares conjuntos con Rusia y China, y terminando con un viaje sorpresa a la reclusiva nación del Cuerno de África, Eritrea.

Sudáfrica es uno de los aliados más importantes de Rusia en un continente dividido por la invasión y los intentos occidentales de aislar a Moscú por sus acciones militares.

Eritrea es uno de los pocos países africanos que votó en contra de una resolución de la ONU que condenaba la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero, aunque muchos se abstuvieron.

Las conversaciones en Eritrea también exploraron formas de mejorar los lazos en energía, minería, tecnología de la información, educación y sanidad, dijo el ministro de Información, Yemane Meskel, en un tuit a última hora del jueves.

Yemane no respondió el viernes a la petición de más información.

La visita de Lavrov a África coincide con otras de altos funcionarios estadounidenses, que están recorriendo el continente para estrechar lazos con los aliados de Estados Unidos en el continente.

Al reunirse con la delegación de Lavrov el jueves, el ministro de Asuntos Exteriores eritreo, Osman Saleh, culpó de la crisis en Ucrania a lo que describió como la "imprudente política de hegemonía y contención" de Estados Unidos durante varias décadas.

"El triste hecho es que Ucrania es tanto un pretexto como una víctima de esta política", declaró Osman durante el discurso pronunciado en el puerto de Massawa, en el Mar Rojo.

No se mencionó el conflicto en la región etíope de Tigray, donde las tropas eritreas combatían junto a sus homólogos federales etíopes contra las fuerzas rebeldes tigrayanas.

El pasado noviembre se firmó un acuerdo para poner fin a los combates, pero Eritrea no formó parte de la tregua. Las tropas eritreas han empezado a abandonar algunas partes de Tigray, según testigos.