Oficiales del ejército de Burkina Faso derrocaron el lunes al presidente Roch Kabore en el tercer golpe de estado en África Occidental en nueve meses, tras las tomas militares en Mali y Guinea.

El bloque regional condenó enérgicamente la destitución de Kabore, afirmando que fue obligado a dimitir bajo amenazas e intimidaciones.

El golpe se produjo en medio de una insurgencia islamista cada vez más sangrienta que ha matado a miles de personas y desplazado a millones en toda la región del Sahel en África Occidental, erosionando la fe en los líderes democráticos de los países.

La CEDEAO ya ha impuesto amplias sanciones a Malí, donde el gobierno dirigido por los militares declaró este mes que planeaba mantenerse en el poder hasta 2025, dando marcha atrás en un acuerdo previo para organizar elecciones este mes de febrero.

El nuevo régimen militar de Burkina Faso, dirigido por el teniente coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba, declaró el lunes que propondría la vuelta al orden constitucional "en un plazo razonable".

Los malienses han salido en masa a protestar contra las sanciones de la CEDEAO. El martes también se reunió una multitud en Uagadugú, la capital de Burkina Faso, para celebrar el golpe, y algunos dijeron que sentían que la CEDEAO no estaba de su parte.