La invasión rusa de Ucrania llevó a los líderes de los 27 países miembros de la UE a acordar la semana pasada reducir progresivamente su dependencia de los combustibles fósiles rusos, entre otras cosas aumentando las importaciones de gas natural licuado (GNL) y acelerando el despliegue de energías renovables.

Sin embargo, una eliminación total llevará años, por lo que los países también están planeando medidas para mitigar las posibles interrupciones del suministro de Rusia, que proporciona el 40% del gas de la UE, el 27% de sus importaciones de petróleo y el 46% de las de carbón.

"La recarga de los depósitos de gas en toda la Unión debe comenzar ya. Los Estados miembros y la Comisión coordinarán urgentemente las medidas necesarias para garantizar unos niveles adecuados de almacenamiento de gas antes del próximo invierno", decía un borrador de las conclusiones para una cumbre de líderes de la UE los días 24 y 25 de marzo, visto por Reuters.

La Comisión Europea propondrá normas el mes que viene que obliguen a los países de la UE a garantizar colectivamente que los almacenes de gas estén llenos al menos en un 90% antes del 1 de octubre de cada año. El borrador de declaración de los líderes de la UE decía que "llevarían adelante" esa propuesta.

En la actualidad, los depósitos de gas de la UE están llenos en un 26%.

Con los altos precios de la energía disparando las facturas de los ciudadanos de toda Europa, los líderes de la UE también debatirán nuevas medidas para amortiguar los costes de los consumidores y las empresas.

Los precios europeos del gas se dispararon a nuevos máximos históricos este mes tras la invasión, que Rusia califica de "operación militar especial". Ese repunte de los precios siguió a meses de costes energéticos ya elevados que la mayoría de los países de la UE intentan atajar con subvenciones de emergencia y desgravaciones fiscales.

La Comisión publicará en mayo un plan detallado para que los países de la UE abandonen el gas, el petróleo y el carbón rusos antes de 2027. Un plan inicial, publicado la semana pasada, incluía un gran aumento de las importaciones de GNL y triplicar la capacidad de energía eólica y solar de la UE para 2030.

Pero mientras los países de la UE se han unido en torno al objetivo de abandonar los combustibles fósiles rusos, están divididos sobre si sancionar el petróleo y el gas rusos. Estados Unidos, que depende menos de los combustibles rusos, prohibió su importación la semana pasada.

Alemania y Hungría se encuentran entre los países de la UE que se oponen a las sanciones, que según ellos causarían daños económicos. Los partidarios, como Polonia y Letonia, afirman que los cientos de millones de euros diarios que Europa envía a Rusia en concepto de suministro energético están financiando la guerra.