Los precios de la vivienda nueva bajaron en diciembre un 0,2% intermensual, al mismo ritmo que en noviembre, según cálculos de Reuters basados en los datos de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) publicados el lunes.

Respecto al año anterior, los precios bajaron un 1,5%, cayendo por octavo mes consecutivo y frente al desplome del 1,6% de noviembre.

En diciembre, 55 de las 70 ciudades registraron un descenso intermensual de los precios de la vivienda nueva, cuatro más que en noviembre, indicó la NBS en un comunicado adjunto.

Una avalancha de medidas de apoyo inmobiliario a los compradores y promotores de viviendas en las últimas semanas, unida a la abrupta supresión por Pekín el mes pasado de su política de cupo cero, animaron el mercado, pero la persistente atonía de la demanda sigue limitando la recuperación.

La reapertura de la economía ha provocado una oleada de COVID, que probablemente obstaculizarán la actividad económica y presionarán a los hogares durante al menos varios meses.

El sector inmobiliario, antaño motor clave de la segunda economía mundial, se vio gravemente empantanado el año pasado, ya que los promotores endeudados no consiguieron terminar los proyectos paralizados y provocaron el boicot hipotecario de algunos compradores.

Los responsables políticos han desplegado una serie de medidas de apoyo para apuntalar el sector. El banco central dijo a principios de este mes que para las ciudades en las que los precios de venta de las viviendas nuevas caigan durante tres meses consecutivos, el suelo de los tipos hipotecarios puede rebajarse o suprimirse por fases para los compradores de primera vivienda.

Para relajar las restricciones sobre el endeudamiento de los promotores inmobiliarios, los reguladores mejorarán la norma de las "tres líneas rojas" para 30 empresas piloto, informó la semana pasada el medio estatal Xinhua. Esta política restringe la cantidad de nuevos préstamos que los promotores inmobiliarios pueden obtener cada año, poniendo topes a sus ratios de endeudamiento.

Economistas y analistas creen que este año se pondrán en marcha más medidas de apoyo para estimular la demanda de viviendas, como parte del objetivo general de Pekín de apuntalar la economía de 17 billones de dólares tras una fuerte recesión inducida por el COVID en 2022.