En declaraciones previas a su vuelo, Marcos dijo que estaba deseando reunirse con el presidente Xi Jinping y que "los asuntos entre nuestros dos países son problemas que no pertenecen a dos amigos como Filipinas y China".

Éste será el segundo encuentro cara a cara entre Marcos y Xi tras su reunión de noviembre en Tailandia, y se produce en un momento en el que Filipinas ha expresado su preocupación por las supuestas actividades de construcción chinas y el "enjambre" de buques de Pekín en las disputadas aguas del Mar de China Meridional.

La semana pasada, un funcionario del ministerio de Asuntos Exteriores filipino dijo que las conversaciones con Xi incluirían las acciones de China en el mar de la China Meridional.

El portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores chino, Wang Wenbin, no mencionó el viernes el Mar de China Meridional, pero dijo que la visita "se centrará en un profundo intercambio de puntos de vista sobre las relaciones bilaterales y los asuntos regionales e internacionales de interés común".

Se promoverá la cooperación en agricultura, infraestructuras, energía y cultura para crear una "era dorada", dijo Wang.

Los analistas esperan que Marcos utilice el viaje para ayudar a reequilibrar la política exterior de su país, que bajo el anterior líder, Rodrigo Duterte, se acercó más a China y se alejó de Estados Unidos.

Aunque Filipinas es un aliado de Estados Unidos en materia de defensa, bajo Duterte dejó de lado una disputa territorial sobre el mar de la China Meridional a cambio de inversiones chinas.

Pekín reclama gran parte del Mar de la China Meridional, por donde pasan anualmente unos 3 billones de dólares en comercio marítimo, y la zona se ha convertido en un punto álgido de las tensiones entre China y Estados Unidos en torno a las operaciones navales.

En un discurso pronunciado el pasado mes de mayo, Marcos prometió que no perdería ni un centímetro de territorio filipino en favor de ninguna potencia extranjera, provocando los vítores de los defensores de una sentencia arbitral de 2016 que invalidaba las expansivas pretensiones chinas en el mar de la China Meridional.

Desde que Marcos, hijo del difunto hombre fuerte que huyó al exilio en Hawai durante un levantamiento de "poder popular" en 1986, llegó al poder, se ha reunido en dos ocasiones con el presidente estadounidense Joe Biden en el extranjero.

El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, y la vicepresidenta, Kamala Harris, también visitaron el país del sudeste asiático el año pasado y aseguraron a Manila que Washington defendería a Filipinas si era atacada en el mar de la China Meridional.

Marcos está claramente "alejándose del pivote extremo hacia China", afirmó Renato Cruz De Castro, analista de asuntos internacionales de la Universidad De La Salle de Manila.

Pero aunque De Castro espera que se saque a relucir la cuestión del Mar de China Meridional, no espera que Pekín modifique su postura.

"A fin de cuentas, el objetivo de China es obligarnos a aceptar el hecho consumado de que operarán dentro de nuestra zona económica exclusiva", afirmó De Castro.