Abdel Aziz, de 65 años, que dimitió en 2019 tras cumplir dos mandatos de cinco años, fue trasladado del arresto domiciliario a la custodia estatal en junio. Anteriormente había negado las acusaciones de corrupción.

A finales de diciembre fue ingresado en un hospital de la capital, Nuakchot, para someterse a un tratamiento cardíaco y su familia ha pedido su evacuación al extranjero.

El Ministerio de Justicia dijo que la decisión de la fianza se basaba en el informe de un médico que indicaba que Abdel Aziz necesitaba un entorno sin estrés y una dieta especial.

Permanecerá bajo supervisión judicial y médica, dijo en un comunicado.

Su abogado, Mohameden Ichidou, celebró la medida como "un paso adelante que nos permitirá seguir exigiendo la liberación de un hombre inocente que está gravemente enfermo".

Abdel Aziz llegó al poder en Mauritania, un vasto país desértico de menos de cinco millones de habitantes, en un golpe de Estado en 2008 y fue un importante aliado de las potencias occidentales que luchan contra los militantes islamistas en la región del Sahel.

Fue sustituido por un aliado político, el actual presidente Mohamed Ould Ghazouani, pero pronto se encontró con que las acciones de su gobierno, incluidos los acuerdos sobre proyectos petrolíferos en alta mar, estaban bajo el escrutinio del parlamento.

El ex primer ministro Ismail Ould Cheikh Sidiya y todo su gobierno dimitieron en medio de la investigación parlamentaria sobre las acusaciones el año pasado.