Por Kirsty Needham y Gus Trompiz

WELLINGTON/PARÍS (Reuters) - Las autoridades de Nueva Caledonia, isla del Pacífico gobernada por Francia, enviaron más policías a las calles, cerraron el aeropuerto internacional e impusieron un toque de queda en la capital después de que las protestas por el sistema de votación del territorio se volvieran violentas.

Noumea, la capital de Nueva Caledonia, estaba cubierta por una espesa nube de humo negro al caer la noche y comenzar el toque de queda, informó la emisora local NC La 1ere, que añadió que se había incendiado una instalación deportiva local.

La noche anterior, los alborotadores quemaron autos y supermercados, se enfrentaron a la policía y levantaron barricadas, con las tensiones centradas en los planes para permitir que más personas participen en las elecciones de Nueva Caledonia, algo que los manifestantes indígenas canacos rechazan.

Nueva Caledonia, uno de los cinco territorios insulares que se extienden por el Indopacífico en manos de Francia, es el tercer mayor productor de níquel del mundo y es la pieza central del plan del presidente francés, Emmanuel Macron, para aumentar la influencia de París en el Pacífico.

"Las calles estaban en llamas, había disturbios en las calles, una experiencia bastante aterradora en realidad", dijo el turista neozelandés Mike Lightfoot a la televisión TVNZ.

"Atravesamos algunas protestas muy pacíficas en dirección a Noumea, pero a medida que nos acercábamos vimos que las cosas se les iban de las manos", explicó. "Tenían todas las rotondas en llamas, con humo negro".

El Ministro del Interior, Gerald Darmanin, dijo que iba a enviar refuerzos policiales después de que 54 policías resultaran heridos y unas 82 personas fueran detenidas en los últimos dos días.

"Nuestra prioridad es restablecer el orden y la calma", declaró el primer ministro, Gabriel Attal. "La violencia nunca está justificada", afirmó, añadiendo que también desea una mejor comunicación entre todas las partes implicadas.

La violencia estalló mientras los legisladores de la Asamblea Nacional francesa debaten un proyecto de ley para modificar los estatutos electorales de Nueva Caledonia, con una votación final prevista para el martes en París.

Los cambios propuestos permitirían a los residentes franceses que lleven 10 años viviendo en Nueva Caledonia votar en las elecciones provinciales, una medida que los líderes locales temen que diluya el voto de los indígenas canacos.

(Reporte de Lucy Craymer y Kirsty Needham en Wellington y Dominique Vidalon, Tassilo Hummel, Gus Trompiz, Elizabeth Pineau y Juliette Jabkhiro en París; escrito por Ingrid Melander; editado en español por Carlos Serrano)