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Hace unas semanas, la sociedad de capital riesgo Apollo Global Management lanzó las hostilidades ofreciendo adquirir los estudios (cine y TV) de Paramount (Paramount Pictures) por 11.000 millones de dólares. La oferta, muy superior a la capitalización total de Paramount Global, disparó el precio de sus acciones.
Al mismo tiempo, Skydance Media, otro gigante de la producción cinematográfica, inició conversaciones con todo el grupo Paramount Global con vistas a una fusión. Byron Allen, el empresario del sector que dirige Entertainment Studios, también manifestó recientemente su interés por una adquisición. Y hace unos meses, hubo rumores de una posible unión entre Paramount y el gigante Warner Bros Discovery, y señales de interés por parte de Netflix.
Irritada por esta competencia, Apollo aumentó considerablemente su oferta, elevándola a 27.000 millones de dólares por todos los activos de Paramount. La capitalización bursátil del objetivo supera ahora los 9.000 millones de dólares, a los que hay que añadir 14.600 millones de deuda.
Entre las dudas sobre la capacidad de financiación de Apollo y las antiguas sinergias con Skydance, Paramount inclinó la balanza a favor de esta última y dio un principio de acuerdo. El anuncio, que tuvo una acogida aún más favorable en los mercados, provocó un nuevo salto en la cotización de la acción.
La fusión implicaría la venta de National Amusements, el holding de la familia Redstone, que posee alrededor del 77% de los derechos de voto de Paramount, y con el que el director general de Skydance mantiene conversaciones desde hace varios meses. El acuerdo también está condicionado a la posibilidad de fusionar los estudios de producción de ambas empresas.
Paramount ha cedido más del 85% de su valor en bolsa desde sus máximos de 2021. En aquel momento, Viacom CBS sufrió una venta masiva de acciones, desprendiéndose de 11.000 millones de valor de mercado en una sola sesión y borrando las ganancias del lanzamiento de su servicio de streaming Paramount+ unos días antes.
