En un discurso dirigido a los nuevos graduados de las academias militares, Putin subrayó la importancia de la "tríada" de fuerzas nucleares de Rusia que pueden lanzarse desde tierra, mar o aire.

"La tarea más importante es el desarrollo de la tríada nuclear, que es una garantía clave de la seguridad militar de Rusia y de la estabilidad mundial", dijo.

"Ya cerca de la mitad de las unidades y formaciones de las Fuerzas de Misiles Estratégicos están equipadas con los últimos sistemas Yars, y las tropas están siendo reequipadas con modernos sistemas de misiles con la ojiva hipersónica Avangard".

Los primeros lanzadores de Sarmat entrarán en servicio de combate "en un futuro próximo", dijo Putin.

El ministro de Defensa, Sergei Shoigu, dijo a los graduados reunidos en el Salón de San Jorge del Kremlin, que conmemora las mayores hazañas de la historia militar rusa, que el "Occidente colectivo" estaba librando una "auténtica guerra" contra Rusia.

Putin ha dicho en repetidas ocasiones desde el inicio del conflicto de Ucrania que Rusia está dispuesta a utilizar todos los medios, incluidas las armas nucleares, para defender su "integridad territorial". El año pasado dijo que iba a poner bajo el paraguas nuclear de Moscú los territorios tomados en Ucrania que ahora Rusia reclama como suyos.

Sin embargo, la semana pasada Putin dijo que las fuerzas ucranianas no tenían "ninguna posibilidad" en su actual contraofensiva y que Rusia no tenía necesidad de recurrir a las armas nucleares.

El nuevo misil Sarmat está diseñado para llevar a cabo ataques nucleares contra objetivos situados a miles de misiles en Estados Unidos o Europa. Pero su despliegue ha sido más lento de lo previsto, ya que Rusia había dicho en abril de 2022 que estaría instalado en otoño de ese año.

Dmitry Rogozin, entonces jefe de la agencia espacial rusa, dijo entonces que los misiles se desplegarían con una unidad en la región siberiana de Krasnoyarsk, a unos 3.000 km al este de Moscú.

Rogozin dijo que se colocarían en los mismos emplazamientos y en los mismos silos que los misiles Voyevoda de la era soviética a los que sustituyen, saludando la nueva "superarma" como un acontecimiento histórico que garantizaría la seguridad de los hijos y nietos de Rusia durante los próximos 30-40 años.