El Congo, las potencias occidentales y los expertos de Naciones Unidas acusan a Ruanda de respaldar a los rebeldes del M23 en el este del Congo, que se han apoderado de varias ciudades y pueblos en ofensivas este año.

Ruanda niega cualquier implicación, diciendo que las acusaciones son una táctica para encubrir los fallos de seguridad del Congo. En julio, el presidente del Congo y su homólogo ruandés acordaron en una cumbre en Luanda, la capital de Angola, rebajar las tensiones, pero los rebeldes del M23 siguieron avanzando.

En noviembre, un avión de guerra congoleño desarmado aterrizó brevemente en un aeropuerto ruandés mientras realizaba una misión de reconocimiento cerca de la frontera, en lo que según el Congo fue un accidente.

"Estas repetidas violaciones van contra el espíritu de las iniciativas de paz de Luanda y Nairobi", declaró en un comunicado la portavoz del gobierno ruandés, Yolande Makolo.

"Las autoridades de (Congo) parecen envalentonadas por los constantes mimos de algunos miembros de la comunidad internacional que repetidamente echan la culpa a Ruanda de todos y cada uno de los males de (Congo), mientras ignoran las transgresiones originadas en (Congo)", añadió Makolo.

Los portavoces del gobierno y del ejército del Congo no respondieron inmediatamente a las peticiones de comentarios.

El viernes, los rebeldes del M23 se retiraron de una pequeña parte de los territorios que habían tomado, como parte de lo que describieron como un gesto de buena voluntad en un alto el fuego negociado por los líderes regionales de África Oriental.