Los precios subieron en toda la economía rusa en la semana hasta el 1 de julio por primera vez desde finales de mayo, cuando la subida del rublo y la caída de la demanda de los consumidores llevaron a Rusia a una deflación semanal récord, según los datos publicados el miércoles.

El índice de precios al consumo de Rusia subió un 0,23% durante el periodo de siete días, según el servicio estatal de estadísticas Rosstat, lo que supone un aumento respecto a la lectura plana de la semana anterior y a las tres semanas consecutivas de caída de los precios a finales de mayo y principios de junio.

En lo que va de año, los precios han subido un 11,77%, según Rosstat, muy por encima del objetivo de inflación del banco central del 4%.

En otra serie de datos, el Ministerio de Economía dijo que la inflación anual de los consumidores se redujo al 16,19% a partir del 1 de julio, frente al 16,22% de la semana anterior.

Rusia vio cómo la inflación semanal alcanzaba un máximo de dos décadas, el 2,22%, a principios de marzo, después de que enviara tropas a Ucrania, una medida que desencadenó sanciones económicas sin precedentes por parte de Occidente, y que presionó a los hogares rusos, que ya tenían dificultades tras casi una década de salarios estancados o a la baja.

Una subida de emergencia de los tipos de interés hasta el 20% y unos estrictos controles de capital contribuyeron a impulsar el rublo ruso hasta máximos de varios años, dando paso a un raro brote de deflación en toda la economía en junio, pero asustando a los responsables políticos que temían que la fortaleza de la moneda estuviera perjudicando a la economía rusa, que depende de las exportaciones.

Desde entonces, el banco central ha recortado los tipos de interés hasta el 9,5% -lo mismo que antes de que Moscú lanzara lo que llama su "operación militar especial" en Ucrania- y ha relajado algunos controles de capital.

El peor acceso a los bienes, la grave interrupción de las cadenas de suministro, el éxodo de las empresas occidentales y las sanciones a la importación de equipos y tecnología cruciales podrían empujar a la economía rusa a su peor recesión económica desde mediados de la década de 1990. (Reportaje de Reuters Editado por Bernadette Baum y Gareth Jones)