El presidente de Sri Lanka, Gotabaya Rajapaksa, declaró a última hora del viernes la emergencia pública en todo el país tras las violentas protestas por la peor crisis económica del país en décadas.

Rajapaksa dijo en una notificación de la gaceta gubernamental que había tomado la decisión en interés de la seguridad pública, la protección del orden público y el mantenimiento de los suministros y los servicios esenciales.

Cientos de manifestantes se enfrentaron el jueves a la policía y al ejército frente a la residencia de Rajapaksa en un suburbio de la capital, Colombo.

La policía detuvo a 53 personas e impuso el viernes el toque de queda en Colombo y sus alrededores para contener las protestas esporádicas que han estallado por la escasez de artículos de primera necesidad, como el combustible y otros bienes.

La nación insular del océano Índico, de 22 millones de habitantes, se enfrenta a apagones continuos de hasta 13 horas al día mientras el gobierno se esfuerza por conseguir divisas para pagar las importaciones de combustible.

La lucrativa industria turística del país y las remesas de los trabajadores extranjeros se han visto mermadas por la pandemia, y las finanzas públicas se han visto aún más afectadas por los profundos recortes fiscales prometidos por Rajapaksa durante su campaña electoral de 2019.

Los ciudadanos de a pie de Sri Lanka también están lidiando con la escasez y el aumento de la inflación, después de que el país devaluara fuertemente su moneda el mes pasado antes de las conversaciones con el Fondo Monetario Internacional para un programa de préstamos.

Una alianza de 11 partidos políticos ha instado a Rajapaksa a que disuelva el gabinete y forme un gobierno con todos los partidos para hacer frente a la crisis, según los medios de comunicación locales, en una nación en la que tanto India como China compiten por ganar influencia.

La policía utilizó gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a las multitudes cerca de la residencia de Rajapaksa el jueves, después de que incendiaran varios vehículos de la policía y del ejército.

Al menos dos docenas de policías resultaron heridos en los enfrentamientos, dijo un funcionario, que declinó comentar el número de manifestantes heridos.

El ministro de Turismo, Prasanna Ranatunge, advirtió que estas protestas perjudicarían las perspectivas económicas. "El principal problema al que se enfrenta Sri Lanka es la escasez de divisas, y protestas de esta naturaleza perjudicarán al turismo y tendrán consecuencias económicas", dijo Ranatunge.

La representante de Naciones Unidas en el país, Hanaa Singer-Hamdy, pidió contención a todos los grupos implicados en los enfrentamientos. "Estamos siguiendo la evolución de los acontecimientos y estamos preocupados por los informes de violencia", dijo en Twitter.

La negociación en el mercado de valores del país se suspendió por tercer día consecutivo el viernes, después de que el principal índice de valores de primer orden cayera un 10%.