Unos 500 patos corredores indios trabajan como control natural de plagas en la finca vinícola Vergenoegd Löw, pero también entretienen a los turistas que beben vino.

"Los llamamos los soldados de los viñedos", declaró a Reuters el director gerente de la finca, Corius Visser.

Los patos son el núcleo de las prácticas de agricultura regenerativa de la bodega, y en concreto los patos corredores indios, que tienen patas largas y una postura erguida, lo que les permite alcanzar los caracoles entre las hojas.

El estiércol rico en nutrientes de los patos y otros animales garantiza que el viñedo funcione de la forma más sostenible posible.

Siguiendo a su líder, los patos marchan en convoy a través de las viñas.

"Es increíble cómo se comportan, caminan en fila y es como si estuvieran en el ejército", comenta Merle Holdsworth, un turista.

Los patos siguen una rutina diaria: Por la mañana, van a los viñedos para evitar daños a las cosechas, y por la tarde regresan a sus potreros para picotear bolitas de nutritivo alimento para pájaros.

La trabajadora Yodell Scholtz cría los patos desde hace dos años.

"Es casi como criar a tus propios hijos, así que disfruto mucho con ello", afirma Scholtz.