Una delegación civil y militar estadounidense de alto nivel visitó Papúa Nueva Guinea esta semana para subrayar el compromiso de Estados Unidos con el estratégico territorio del Pacífico, donde China compite por su influencia.

La visita, que se prolongó desde el domingo hasta el martes, tenía como objetivo acelerar la puesta en marcha de nuevos proyectos vinculados a un Acuerdo de Cooperación en Defensa firmado el año pasado, según informó el miércoles un comunicado de la Casa Blanca.

También abarcó otros esfuerzos, como el despliegue de equipos de asuntos civiles y de formación médica, el trabajo para ayudar a resolver una crisis de combustible en curso y el apoyo al Proyecto de Electrificación de Papúa Nueva Guinea, añadió.

La delegación estadounidense incluía al jefe del Mando Indo-Pacífico de Estados Unidos, almirante Samuel Paparo, a Mira Rapp-Hooper, directora principal de la Casa Blanca para Asia Oriental, a Daniel Kritenbrink, máximo diplomático del Departamento de Estado para la región, y a Michael Schiffer, administrador adjunto de la agencia de ayuda estadounidense (USAID) para Asia.

"La delegación presentó una serie de nuevas iniciativas que responden a las prioridades más apremiantes de Papúa Nueva Guinea en materia de desarrollo y seguridad, haciendo avanzar esta asociación crítica en el Pacífico", afirma el comunicado.

Durante décadas, Estados Unidos y su aliado regional, Australia, han considerado el Pacífico como su esfera de influencia e intentan disuadir a las naciones insulares de allí de que establezcan lazos de seguridad con China, después de que Pekín firmara un pacto de seguridad con las Islas Salomón en 2022.

El pacto de defensa entre EE.UU. y Papúa Nueva Guinea establece un marco para que EE.UU. reacondicione los puertos y aeropuertos de Papúa Nueva Guinea para uso militar y civil a lo largo de 15 años, pero algunos analistas han dicho que Washington ha tardado en poner en práctica los compromisos.

Los esfuerzos diplomáticos estadounidenses también sufrieron un revés este año cuando el presidente Joe Biden planteó la posibilidad de que su tío hubiera sido víctima de los caníbales en Papúa Nueva Guinea después de que su avión se estrellara allí durante la Segunda Guerra Mundial.

Estados Unidos dijo el año pasado que su Guardia Costera asumiría un papel más importante en la seguridad marítima de las islas del Pacífico y que los guardacostas que patrullan las aguas de Papúa Nueva Guinea tendrían autoridad para abordar barcos extranjeros sospechosos de actividades ilegales.

En febrero, un alto funcionario del Departamento de Estado estadounidense instó a Papúa Nueva Guinea a rechazar la oferta china de un posible pacto de seguridad, advirtiendo que cualquier garantía de seguridad con Pekín conlleva consecuencias y costes.

El Banco Mundial está preparando un salvavidas financiero para las naciones insulares del Pacífico, respaldado por Estados Unidos y Australia, ya que el éxodo de los bancos occidentales de este mercado poco rentable hace temer que China pueda llenar el vacío.