El Departamento de Justicia de EE.UU. interrogó el lunes a un ejecutivo de Verizon sobre la decisión de la compañía de preinstalar siempre el navegador Chrome de Google con la búsqueda de Google en sus teléfonos móviles, en un intento del Gobierno de demostrar que Google, de Alphabet, infringió la ley antimonopolio para mantener su dominio en las búsquedas en línea.

Brian Higgins, un veterano de 28 años de Verizon que formó parte de un equipo entre 2017 y 2023 que llegó a acuerdos con Google para elegir el software que precargaría en los teléfonos de la compañía, testificó ante un tribunal federal de Washington: "Que yo sepa, creo que está preinstalado todo el tiempo".

El gobierno argumenta que los 10.000 millones de dólares en pagos anuales de Google a los operadores de telefonía móvil y a otros ayudaron al gigante tecnológico con sede en California a ganar poderosas posiciones por defecto en los teléfonos inteligentes y en otros lugares, lo que alimentó con datos otras partes lucrativas de su negocio, como la publicidad en línea.

En la primera semana de uno de los mayores juicios antimonopolio de Estados Unidos en décadas, James Kolotouros, un ejecutivo de Google responsable de negociar los acuerdos de la empresa con los fabricantes de dispositivos Android y los operadores, testificó que Google presionó a los fabricantes de teléfonos inteligentes Android para que Google fuera el motor de búsqueda predeterminado y otras aplicaciones preinstaladas en sus máquinas.

Antonio Rangel, profesor de biología del comportamiento en el Instituto Tecnológico de California, testificó la semana pasada que es probable que la gente se quede con las aplicaciones predeterminadas, como los motores de búsqueda o los mapas, en ordenadores y teléfonos móviles. Esto demostraría por qué Google querría pagar por tener la posición predeterminada, o exclusiva, para ganar más consultas de búsqueda y obtener mayores beneficios anunciándose en ellas.

En respuesta, el abogado de Google, John Schmidtlein, mostró al tribunal datos que indican que los usuarios se quedan felizmente con el motor de búsqueda de Google cuando está preinstalado en sus dispositivos, pero se alejan de otros que les gustan menos.

Una pata de la defensa de Google es que su elevada cuota de mercado refleja la calidad de su producto y no acciones ilegales para crear monopolios en algunos aspectos de su negocio.

La lucha antimonopolio podría cambiar el futuro de Internet, ahora dominado por cuatro gigantes que han estado bajo la lupa del Congreso y de las autoridades antimonopolio desde la administración Trump. Las empresas se han defendido haciendo hincapié en que sus servicios son gratuitos, como en el caso de Google, o baratos, como en el caso de Amazon.com.

Si se determina que Google ha infringido la ley, el juez de distrito estadounidense Amit Mehta, que está decidiendo el caso, estudiará entonces la mejor manera de resolverlo. Puede decidir simplemente ordenar a Google que ponga fin a las prácticas que ha considerado ilegales o puede ordenar a Google que venda activos. (Reportaje de Diane Bartz; Edición de Paul Simao)