El gobierno inició la semana pasada una audiencia pública sobre las propuestas de delimitación de las zonas frente a la costa atlántica del país en las que se pueden construir parques eólicos, con el objetivo de alcanzar los 10 gigavatios de capacidad eólica instalada en 2030.

El ministro de Economía, Antonio Costa e Silva, declaró que el potente y duradero potencial eólico marino de Portugal atraía a las grandes empresas internacionales.

"Estamos viendo un gran interés por parte de estas empresas internacionales, especialmente de empresas alemanas, danesas y de otras naciones nórdicas", declaró Costa e Silva en una rueda de prensa.

"Vamos a acelerar el proceso y queremos lanzar la subasta en el tercer trimestre", dijo, añadiendo que la capacidad que se ofrecerá aún estaba por decidir.

Dijo que el gobierno está hablando con las empresas interesadas y que algunas de ellas, como la alemana BayWa, estaban dispuestas a actuar con rapidez.

BayWa dijo en octubre que quería instalar el primer proyecto eólico marino flotante comercial sin subvenciones frente a la costa portuguesa, con 30 turbinas y hasta 600 megavatios de capacidad.

La tecnología eólica flotante, considerada la última frontera de la industria eólica marina, ha ganado adeptos en países como Gran Bretaña, Francia y partes del sudeste asiático.

Costa e Silva afirmó que las empresas que operan en el sector de los servicios públicos buscan países con costes energéticos más baratos.

"Creemos que los precios de la energía eólica y solar ya son muy competitivos y, con todo el potencial que existe en la eólica marina, podemos tener aquí una ventaja competitiva más", afirmó.

Portugal pretende generar el 80% de su consumo anual de electricidad a partir de fuentes renovables para 2026, frente al 60% de 2022, que ya era uno de los ratios más altos de Europa.