La beluga está nadando lentamente en una cuenca entre dos esclusas a unos 80 km (50 millas) de París. Los veterinarios evaluarán su estado de salud antes de tomar una decisión sobre cómo intervenir.

Los rescatadores, que no saben si el mamífero de 4 metros no come porque le falta energía o está enfermo, han intentado alimentarlo con truchas vivas.

"No parecía muy interesada", dijo a los periodistas Isabelle Dorliat-Pouzet, funcionaria del departamento de Eure.

La ballena se ha alejado de su hábitat natural, nadando 160 km por el Sena, pasando por el puerto de Rouen y en dirección a la capital francesa. Empezaron a aparecer marcas en su piel, un posible signo de deterioro de su salud.

Las belugas totalmente blancas viven normalmente en los océanos árticos y subárticos, aunque se sabe que a veces se aventuran en aguas más meridionales y pueden sobrevivir durante un breve periodo de tiempo en agua dulce.

En mayo, una orca enferma separada de su manada murió por causas naturales en el Sena después de que fracasaran los intentos de guiarla de vuelta al mar. Un mes después, otra ballena, que se cree que es una Minke, fue vista en el Sena.

No se había tomado ninguna decisión sobre cómo devolver la beluga al océano, dijo Dorliat-Pouzet.

Una opción era intentar conducirla de nuevo a aguas abiertas. Otra era sacarla del río y transportarla, aunque Dorliat-Pouzet dijo que no estaba claro si la ballena era lo suficientemente fuerte para una operación tan peligrosa.

Los veterinarios intentarán primero inyectarla con vitaminas.

"Poca gente cree que regresará por sí sola a los 160 km del mar", añadió Dorliat-Pouzet.