La última autorización del trigo HB4 va más allá del uso aprobado del grano genéticamente modificado en la alimentación animal, y llega en un momento en que una gran franja de las tierras agrícolas más productivas de Argentina ha sido duramente golpeada por condiciones históricas de sequía.

La autorización del país asiático marca un hito para el trigo transgénico, considerado tabú entre muchos consumidores hasta hace pocos años, pero que ha ganado más aceptación debido en parte a la preocupación por la seguridad alimentaria y el cambio climático.

Indonesia es el mayor importador mundial de trigo junto con Egipto, mientras que Argentina es uno de los principales proveedores de cereales del mundo.

Según una previsión del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), se espera que los compradores indonesios adquieran 11 millones de toneladas de trigo en la actual temporada de cosecha 2022/2023.

Indonesia se ha convertido en el segundo mayor importador de trigo de Argentina, por detrás de Brasil, y las exportaciones de trigo argentino al país asiático alcanzaron los 1,34 millones de toneladas el año pasado, según datos oficiales.

La autorización del OGM sigue a una aprobación de mercado por parte de Brasil a principios de este mes.

El director ejecutivo de Bioceres, Federico Trucco, dijo a Reuters la semana pasada que la empresa planea aumentar la producción de su variedad patentada HB4 en Argentina, y añadió que la empresa planea centrarse principalmente en trabajar con "multiplicadores de semillas" para aumentar las reservas de semillas.