El beneficio operativo de Salvatore Ferragamo se redujo casi a la mitad el año pasado respecto a 2022, lastrado por las inversiones que el grupo italiano de artículos de lujo mantuvo como parte de sus esfuerzos por invertir una caída de las ventas.

El fabricante de calzado de lujo, controlado por la familia, está tratando de revivir su fortuna y adaptarse a los gustos de los compradores, que cambian rápidamente, bajo la dirección del ex director ejecutivo de Burberry, Marco Gobbetti, que asumió el cargo en 2022.

Los beneficios antes de intereses e impuestos (EBIT) se situaron en 72 millones de euros (79 millones de dólares), dijo el grupo el miércoles, por debajo de los 128 millones de euros de un año antes, aunque por delante de las previsiones.

Los analistas esperaban que el EBIT de 2023 cayera a 63 millones de euros, según una previsión mediana de consenso de LSEG.

La empresa informó en enero de una caída de las ventas del 8,1%, lo que llevó al consejero delegado Gobbetti a advertir de que alcanzar los objetivos de recuperación podría llevar más tiempo del previsto.

Los costes operativos disminuyeron ligeramente, pero crecieron como proporción de los ingresos, ya que el grupo "siguió invirtiendo, según lo previsto, en marketing y comunicación".

Gobbetti confirmó en un comunicado que "el actual telón de fondo del mercado" afectó "al calendario de nuestras hipótesis iniciales".

No obstante, "seguimos persiguiendo nuestra ambición de crecimiento, al tiempo que protegemos la rentabilidad mediante una atención continua a la calidad de las ventas y un enfoque disciplinado de los costes", afirmó.

Ferragamo dijo que recortaba su dividendo propuesto a 0,10 euros por acción desde los 0,28 euros del año anterior.

(1 dólar = 0,9169 euros) (Reportaje de Elisa Anzolin Edición de Keith Weir y Valentina Za)