La decisión estuvo en línea con la previsión mediana de 14 economistas en una encuesta realizada por Reuters la semana pasada. A las 1204 GMT, el forint, que se hundió a un mínimo histórico frente al euro a principios de mes, cotizaba a 401 por euro, un poco más débil que inmediatamente antes del anuncio.

La debilidad del forint, que está complicando el reto inflacionista del BNS, ha forzado al banco a su ciclo de endurecimiento más pronunciado desde el colapso del comunismo, con subidas de tipos que suman ya 485 puntos básicos sólo en el último mes.

"El (Consejo Monetario) ha prometido continuar decididamente con el ciclo de endurecimiento hasta que la inflación haya tocado claramente techo (previsto para otoño), y esta promesa ha ayudado a que el tipo de cambio del forint se recupere en las últimas semanas", afirmó Commerzbank.

Los déficits gemelos de Hungría y la falta de acceso a los fondos de la Unión Europea habían llevado a los inversores a vender el forint en medio del empeoramiento del sentimiento en los mercados internacionales, lo que obligó al gobierno a desechar un tope de precios en las facturas de energía para los hogares con mayor consumo.

Se espera que esto eleve aún más la inflación, al tiempo que ayude a frenar el déficit presupuestario.

A pesar de haber subido hasta cerca de 400, el forint sigue perdiendo casi un 8% frente al euro este año, con un rendimiento inferior al de sus homólogos regionales y complicando la tarea del BNS de frenar la inflación.

Los economistas encuestados por Reuters prevén una inflación general media del 12,2% este año, que se suavizará hasta el 9,95% en 2023, aún muy por encima del rango objetivo del 2% al 4% del BNS.

Los analistas ven ahora que el tipo básico subirá al 12% a finales de 2022, lo que supondría su nivel más alto en casi dos décadas.