Reunidos durante el fin de semana en una conferencia empresarial y económica en el sur de Francia, varios altos ejecutivos dijeron que se estaban preparando para posibles apagones.

"Lo que hemos hecho es convertir nuestras calderas, para que sean capaces de funcionar con gas o petróleo, e incluso podemos cambiar al carbón si lo necesitamos", dijo Florent Menegaux, el jefe de Michelin, uno de los principales fabricantes de neumáticos del mundo.

"El objetivo es evitar tener que cerrar una planta en caso de que nos enfrentemos a una escasez", añadió, diciendo que aunque era probable una escasez de gas en Europa, el petróleo seguiría estando disponible como alternativa.

Se tardan días en poner en marcha la producción de neumáticos en una planta de fabricación, dijo Menegaux, por lo que es esencial mantener un suministro constante de energía.

Rusia redujo en junio los flujos a través del gasoducto Nord Stream 1, su principal ruta para enviar gas a Europa occidental, al 40% de su capacidad. A los políticos y a la industria les preocupa que se produzcan nuevas restricciones del suministro relacionadas con la invasión rusa de Ucrania, que Moscú califica de "operación militar especial".

En toda Europa, la industria ha estado recurriendo a combustibles más contaminantes que el gas al dar prioridad a hacer frente al coste que supone para la economía la interrupción de las actividades y el aumento de los precios de la energía, antes que a los objetivos a más largo plazo de pasar a un combustible con cero emisiones de carbono.

El ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, dijo a los altos ejecutivos de las empresas asistentes a la conferencia que sería irresponsable no prepararse para la escasez.

"Preparémonos para un corte del gas ruso", les dijo. "Hoy es el escenario más probable".

Francia, depende de la energía nuclear para alrededor del 70% de su electricidad, lo que significa que depende mucho menos directamente del gas ruso que su vecina Alemania.

Sin embargo, el productor de electricidad EDF, controlado por el Estado, tiene dificultades para satisfacer las necesidades de Francia debido a los cortes de suministro en sus envejecidas centrales, lo que aumenta la presión sobre el resto del sector energético.

La producción de energía en 29 de sus 56 reactores nucleares se ha detenido por inspecciones y reparaciones.

El gobierno francés está comprobando empresa por empresa cuáles dependen de un suministro energético ininterrumpido.

También ha intentado reducir el impacto de la subida de los precios de la energía limitando los precios al por menor del gas y la electricidad hasta finales de año, lo que ha contribuido a mantener la inflación francesa entre las más bajas de Europa.

Un presidente de otra gran empresa industrial, que pidió no ser nombrado, dijo a Reuters al margen de la conferencia que creía que todas las grandes empresas estaban estudiando la posibilidad de pasar al petróleo.

El fabricante de automóviles Stellantis está sopesando opciones para producir su propia energía en caso de una crisis energética, según declaró el consejero delegado Carlos Tavares en una fábrica francesa el mes pasado.

Entre ellas se incluye la construcción de su propia planta energética o la inversión en una ya existente para asegurar parte de la producción.

El ex ministro de Energía de Polonia, Michal Kurtyka, cuyo país depende del carbón para el 70% de su energía, dijo a los ejecutivos en la conferencia que Europa se dirigía a una "tormenta perfecta" este invierno.