El plan, del que no se ha informado anteriormente, fue enviado a los gobiernos del mundo antes de la "Cumbre para un Nuevo Pacto Mundial de Financiación" que se celebrará en París en junio, como parte de la Iniciativa de Bridgetown encabezada por la líder de Barbados, Mia Mottley.

La idea, recogida en un documento de consulta fechado en abril de 2023, se apoyaría en la potencia de fuego del Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros bancos multilaterales de desarrollo (BMD), y forma parte de los crecientes esfuerzos por reformar el sistema financiero internacional.

Consistiría en que el FMI y otros BMD "recortarían las excesivas primas de riesgo macro de los países en desarrollo con 100.000 millones de dólares anuales de garantías de divisas", para la financiación en monedas nacionales más volátiles en lugar del dólar o el euro.

Las garantías serían para "inversiones justas de transición verde", que según una fuente implicada en los planes podrían incluir bonos "verdes" centrados en proyectos respetuosos con el medio ambiente, así como otros como bonos "azules" centrados en los océanos.

Un informe publicado en las conversaciones sobre el clima de la COP27 sugería que los países en desarrollo necesitarían 1 billón de dólares anuales de dinero público y privado de aquí a 2030 para hacer frente al calentamiento global, pero hasta la fecha los flujos de capital son sólo una fracción de lo que se necesita.

Según un informe del Banco Mundial y otros grandes prestamistas multilaterales, éstos aportaron 51.000 millones de dólares en 2021, junto con 13.000 millones procedentes de la financiación privada.

A la cumbre de París, organizada por el presidente francés Emmanuel Macron los días 22 y 23 de junio, asistirán varios líderes mundiales y representantes de instituciones mundiales emblemáticas como el FMI y las Naciones Unidas.

En las dos últimas semanas se han enviado esbozos de las propuestas a los grupos clave que preparan los debates.

Además de la idea de la moneda, el documento también ofrece más detalles sobre los principales objetivos de la versión 2.0 de la Iniciativa de Bridgetown, que se ha convertido en una voz de peso durante los últimos 18 meses en los debates mundiales sobre el clima y la sostenibilidad.

"Se trata de una llamada a las armas", dijo la fuente, refiriéndose al documento y a su intención de impulsar una acción más concreta por parte del FMI y de los prestamistas multilaterales.

Tras un lento comienzo, la idea de que es necesario un cambio fundamental para ayudar a que fluya más dinero a los países en desarrollo en la lucha contra el cambio climático ha cobrado fuerza en el último año y fue un punto clave de las conversaciones mundiales sobre el clima en noviembre.

Desde entonces, el Banco Mundial ha nombrado a un nuevo presidente, el ex director general de Mastercard Ajay Banga, y ha dado a conocer un plan de reforma que aumentaría los préstamos en 5.000 millones de dólares al año, aunque Mottley y otros quieren que el sistema vaya mucho más allá.

Es probable que las propuestas presentadas en el documento de abril, que también incluyen la redistribución de otros fondos del FMI, constituyan una parte clave de la posición negociadora de los países en desarrollo en la próxima ronda de conversaciones anuales sobre el clima que se celebrará en Dubai a finales de este año.