MOSCÚ (Reuters) - Un grupo de nacionalistas belicistas rusos, liderados por el antiguo agente de los servicios de seguridad Igor Girkin, anunció el viernes su entrada en la política de Rusia afirmando que su propósito es salvar al país, al cual considera en peligro de convulsión debido a los fracasos militares en la guerra en Ucrania.

Casi 15 meses después de que el presidente ruso Vladimir Putin enviara tropas a Ucrania en lo que denominó una "operación militar especial", Moscú afirma que aún no ha logrado todos sus objetivos, mientras sus fuerzas se preparan para una contraofensiva ucraniana respaldada por los suministros de Estados Unidos y la alianza militar de la OTAN.

El grupo, conocido como el "Club de los Patriotas Enfadados", dijo que se presenta en la política rusa como partido de la oposición, sin ninguna instrucción formal o informal del Kremlin, aunque afirmó que ve a Putin como el único verdadero garante de la estabilidad en la Rusia moderna.

El club se fundó el 17 de marzo.

Girkin, nacionalista y antiguo oficial del Servicio Federal de Seguridad (FSB, por sus siglas en ruso) que ayudó a Rusia a anexionarse Crimea en 2014 y luego a organizar milicias prorrusas en el este de Ucrania, dijo que el grupo espera evitar el colapso de Rusia.

"Una crisis sistémica se está gestando en Rusia -o esta ya está en las garras de la crisis-, mientras que la temperatura social está subiendo", dijo Girkin a Reuters. "Estamos en la cúspide de gravísimos cambios políticos internos de carácter catastrófico".

"Todas las fuerzas sanas deben crear organizaciones que participen en una batalla política que es inevitable y que ya ha comenzado", afirmó.

El Kremlin, que no hizo comentarios inmediatos sobre las declaraciones de Girkin, afirma que la situación dentro de Rusia sigue siendo estable, a pesar de los intentos externos de desestabilizarla, y que su campaña militar logrará con el tiempo todos sus objetivos en Ucrania.

Preguntado sobre si considera ingenuo pensar que puede anunciar un movimiento político en la Rusia de Putin sin el consentimiento del Kremlin, respondió: "Espero que no me llamen ingenuo".

(Reporte de Guy Faulconbridge; edición de Andrew Osborn; editado en español por Darío Fernández)