La primera empresa mundial de streaming, que ayer publicó unos resultados trimestrales muy esperados, ha entendido claramente el mensaje enviado por sus distintos accionistas.
Hay tres elementos que sobresalen. En primer lugar, un crecimiento nominal de los ingresos del 3,7% con respecto al primer trimestre del año pasado, positivo sobre el papel pero inferior a la inflación en la realidad; en dólares constantes, el negocio parece haberse estancado, y lleva así dos años.
En segundo lugar, un modesto aumento de los abonados, con sólo dos millones de miembros de pago adicionales desde el trimestre anterior, y Netflix ha puesto en marcha sus iniciativas contra el uso compartido en algunos mercados, aunque todavía no en Estados Unidos. Así que el impacto de estas medidas parece haber sido limitado cuando se esperaba mucho.
En tercer lugar, el beneficio en efectivo, o flujo de caja libre (Free Cash Flow FCF), alcanzó los 2.200 millones de dólares en el primer trimestre de 2023, tanto como en los cuatro trimestres del año anterior juntos. El origen de esta mejora no es difícil de encontrar: Netflix simplemente ha recortado sus inversiones en nuevos contenidos, tal y como venían exigiendo los inversores.
¿Se trata de una solución rápida "quick fix" o de un auténtico cambio de rumbo? Quizá un poco de ambas cosas. La dirección está reanudando las inversiones a partir del segundo trimestre. Ahora promete 3.500 millones de dólares de flujo de caja libre para el año: eso sigue siendo cuarenta y tres veces la capitalización bursátil actual de 150.000 millones de dólares.
¿En qué medida repercutirá este programa de ahorro en la captación de nuevos abonados ante el ascenso de los grandes estudios en el mercado del streaming? Es una pregunta abierta al debate. Ya hay quien se queja de que Netflix se está deslizando hacia comedias almibaradas con bajos costes de producción, dejando las grandes superproducciones a sus rivales.
La industria del streaming, que emerge con resaca tras unos años de euforia, está racionalizando su enfoque a medida que se estabiliza el panorama competitivo: Disney sube sus precios, Paramount deja claro que no podrá ir por libre, Warner Bros adelgaza y unifica su oferta, mientras Netflix reduce sus ambiciones de producción de contenidos.
Ninguno de estos actores tiene elección -todos tienen que adaptarse a los nuevos patrones de consumo en línea de sus usuarios-, pero aún queda mucho camino por recorrer antes de que puedan realizar las enormes inversiones en contenidos necesarias para captar y retener abonados.
La buena noticia para Netflix, sin embargo, es que la calificación de su deuda ha sido revisada a "investment grade" por Moody's - para un negocio tan intensivo en capital, una ventaja definitiva en un entorno de tipos de interés al alza.
Netflix, Inc. está especializada en servicios de emisión en línea de películas y series de televisión que se ofrecen de forma continua mediante suscripción. Los miembros pagan una cuota mensual para acceder a contenidos ilimitados a la carta en sus ordenadores (PC y MAC), teléfonos portátiles, televisores u otros dispositivos (Xbox 360, PS3, Wii, Blu-Ray, etc.) conectados a Internet. El grupo también se dedica al alquiler de DVD y Blu-ray por correo. Las ventas netas se desglosan por tipo de ingresos de la siguiente manera - ingresos por suscripciones de streaming (99,8%); - ingresos por suscripciones a DVD (0,2%). A finales de 2023, Netflix, Inc. contaba con más de 260 millones de abonados. Las ventas netas se distribuyen geográficamente de la siguiente manera: Estados Unidos y Canadá (44,1%), Europa/Oriente Medio/África (31,3%), Latinoamérica (13,3%) y Asia/Pacífico (11,3%).