La industria ferroviaria estadounidense se ha enfrentado a duras críticas por parte de los cargadores y de la Junta de Transporte Terrestre de EE.UU. por recortar personal en busca de un modelo operativo más esbelto, lo que dejó a los operadores luchando por satisfacer la demanda.

Los beneficios también se han visto presionados por los altos precios del combustible, aunque los ferrocarriles pudieron repercutir parte de los costes a los clientes.

Norfolk, que tiene conexiones con todos los grandes puertos de contenedores de la costa atlántica, así como con el Golfo de México y los Grandes Lagos, dijo que sus gastos de explotación ferroviaria aumentaron un 19%, hasta 2.100 millones de dólares, durante el trimestre.

Los ingresos de explotación de la empresa, sin embargo, aumentaron un 13% hasta los 3.200 millones de dólares.

Los operadores ferroviarios también iban a conceder aumentos salariales y otros beneficios a los trabajadores como parte de un acuerdo provisional conseguido por la administración Biden el año pasado para evitar una posible huelga.

Norfolk registró un beneficio de 3,42 dólares por acción en el trimestre finalizado en diciembre, frente a la estimación media de los analistas de 3,44 dólares por acción, según datos de Refinitiv.

El martes, su homóloga Union Pacific Corp también informó de unos beneficios más débiles en el cuarto trimestre, perjudicada por los retrasos en los envíos debido a la escasez de mano de obra y a una tormenta invernal que paralizó las operaciones de transporte de mercancías en todo el país.