Las naciones africanas que se enfrentan a una crisis alimentaria provocada en parte por la pandemia mundial y el conflicto en Ucrania necesitan un apoyo inmediato de liquidez y, en algunos casos, un alivio de la deuda, afirmaron el miércoles los ponentes de un panel de la conferencia Reuters NEXT.

La inseguridad alimentaria ha empeorado en gran parte de África en los últimos años, impulsada por los prolongados conflictos armados y los impactos del cambio climático, que ha provocado sequías prolongadas en algunas zonas e inundaciones que destruyen las cosechas en otras.

Pero la situación se ha visto agravada por una recesión económica provocada por una pandemia, el aumento de los niveles de deuda y, más recientemente, las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania, responsable en parte de las subidas de los precios de los alimentos, los combustibles y los fertilizantes.

"No sólo han sido estas caídas macroeconómicas, sino también, de forma desgarradora, el problema de la inseguridad alimentaria", dijo Abebe Aemro Selassie, director del Departamento de África del Fondo Monetario Internacional (FMI).

"La inseguridad alimentaria se ha disparado como nunca antes".

El número de africanos orientales que se enfrentan a la inseguridad alimentaria aguda se ha disparado un 60%, hasta los 82 millones, en el último año. En África Occidental, ha pasado de 31 a 42 millones.

"Inmediatamente, (necesitamos) invertir a través de los sistemas de protección social que atienden a las necesidades humanitarias, a los alimentos y a la disponibilidad de dinero en efectivo para las personas", dijo Michael Dunford, director de África Oriental del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas.

Durante la pandemia, el FMI y el Banco Mundial respaldaron una iniciativa que suspendía las obligaciones del servicio de la deuda de los países pobres, que crecían rápidamente, permitiéndoles en cambio canalizar esos recursos para apuntalar sus sistemas sanitarios y sus economías.

Sin embargo, esa iniciativa ha expirado ahora, incluso cuando muchas naciones están luchando por alimentar a su población.

El mes pasado, el FMI aprobó una nueva ventanilla de crisis alimentaria que permite a los países acceder a una financiación de emergencia para combatir la inseguridad alimentaria aguda y compensar los fuertes aumentos de sus facturas de importación de alimentos.

Pero Razia Khan, economista jefe para Oriente Medio y África del Standard Chartered Bank, puso en duda que el simple hecho de proporcionar más liquidez sea suficiente.

"Una gran pregunta que sigue sin respuesta es si cada vez más soberanos van a tener que someterse a algún tipo de reestructuración profunda", dijo.

Las principales economías del Grupo de los 20 (G20) han aprobado un llamado Marco Común destinado a agilizar la reestructuración y el perfil de la deuda de los países pobres en dificultades.

Aliviar la carga de su deuda permitiría a los gobiernos centrarse en problemas acuciantes como la inseguridad alimentaria. Sin embargo, casi dos años después sólo un puñado de países ha optado por utilizar el marco, mientras que sólo uno -el Chad- ha negociado con éxito el alivio.

"Uno de los muchos problemas fundamentales que hemos tenido es que el progreso ha sido bastante lento", dijo Khan.

Para ver la conferencia Reuters NEXT en directo los días 30 de noviembre y 1 de diciembre, haga clic aquí.