SHARM EL-SHEIKH, Egipto, 13 nov (Reuters) - Issack Hassan vive en un campamento de migrantes en la ciudad de Baidoa, en Somalia, y es uno de los más de un millón de personas desplazadas desde enero tras cinco temporadas de lluvias fallidas sucesivas.

Con Somalia sumida en la peor sequía de los últimos 40 años, "la gente se debilitó por el hambre, así que tuvimos que huir para salvar nuestras vidas", dijo Hassan, de 82 años. Pero no pudo escapar de la tragedia.

"Mi mujer murió de hambre aquí, y yo me quedé desamparado", dijo en una entrevista en video distribuida por la agencia de la ONU para los refugiados.

Según la Organización Internacional para las Migraciones de la ONU (OIM), cada año hay unos 22 millones de personas como Hassan que se ven desplazadas por las catástrofes provocadas por el clima.

Algunos vivían en costas o en islas que están perdiendo terreno por la subida del mar. Otros, en el Ártico, huyen de los acantilados que se desmoronan por el deshielo del permafrost.

Desarraigados, se vuelven más vulnerables a la violencia, el hambre y las enfermedades, dicen los expertos. Y, dado que el cambio climático está alimentando un clima cada vez más extremo en todo el mundo, se espera que el número de desplazados aumente a unos 143 millones a mediados de siglo.

Dada la creciente necesidad, los países en desarrollo presentes en la cumbre climática COP27 que se celebra este mes en Egipto exigen que los países ricos ofrezcan más ayuda.

Algunos piden más financiación para adaptarse a los fenómenos meteorológicos extremos. También quieren que las naciones ricas paguen por las pérdidas y daños que se están viviendo ahora.

"Cada gobierno afectado por los migrantes del cambio climático puede plantear el asunto" en la cumbre de la ONU, dijo Caroline Dumas, enviada especial de la OIM para migración y acción climática.

La mayoría de los desplazados se quedan en su país de origen, por lo que pueden ser representados como ciudadanos por sus gobiernos. Pero los que cruzan una frontera internacional pueden acabar sin red de seguridad, ya que los migrantes climáticos no cumplen los requisitos para obtener el estatus de refugiado en virtud de la Convención de la ONU para los Refugiados.

"Soy una refugiada, exrefugiada", dijo Emtithal Mahmoud, embajadora de buena voluntad de la agencia de la ONU para los refugiados, ACNUR. Esta poetisa sudanesa, cuya familia fue expulsada de Sudán por la guerra, dijo a Reuters que también experimentó los estragos que puede provocar el clima extremo.

"Sé algo sobre la sequía", dijo. "Para nosotros, la sequía mata las plantas, lo mata todo, y luego la lluvia se lleva las casas".

(Editado en español por Carlos Serrano)