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Las aseguradoras invierten una parte de sus ingresos de suscripción en una amplia gama de valores, en particular en inversiones de renta fija a más largo plazo, antes de efectuar los pagos de los siniestros.
Aunque el aumento de la siniestralidad es un viento en contra, se espera que se compense a medida que los ingresos netos de las inversiones se vean impulsados por el aumento de los rendimientos de las carteras en medio del endurecimiento más intenso de la política monetaria desde la década de 1980.
El corredor de reaseguros Gallagher Re cifró de forma preliminar en 52.000 millones de dólares las pérdidas mundiales aseguradas por riesgos naturales en el primer semestre de 2023, mientras que los fenómenos meteorológicos y climáticos por sí solos habrían impulsado una factura de seguros de 46.000 millones de dólares.
Con este telón de fondo, las aseguradoras también llevan tiempo acumulando las primas que cobran por suscribir riesgos comerciales, lo que supone un impulso para sus finanzas.
El estudio también encontró que la demanda de protección de seguros ha aumentado desde 2017, debido a la mayor actividad de catástrofes naturales, así como a la inflación.
El Instituto Swiss Re estima que, en EE.UU., el capital de la industria de seguros de bienes y accidentes ha crecido un 5% anual de media durante los últimos 10 años. Durante el mismo periodo, la necesidad de protección frente a catástrofes naturales ha crecido en torno a un 7% anual de media.
Según el informe, las reaseguradoras desempeñarán un papel clave a la hora de colmar las lagunas de protección, ya que elevan el riesgo de las aseguradoras primarias y les permiten suscribir nuevos negocios.
"El elevado panorama del riesgo exige ajustes más frecuentes en las prácticas de suscripción. Centrarse en la calidad de la cartera y en los márgenes, así como en la claridad contractual en todo el sector, será clave en este sentido", afirmó Gianfranco Lot, director de suscripción de reaseguro P&C de Swiss Re.
