En el último obstáculo a los esfuerzos del gobierno por reducir la dependencia alemana de la energía rusa, Deutsche Umwelthilfe (DUH) afirmó en una queja al regulador comercial del estado de Baja Sajonia que la licencia debería finalizar en 2032, no en 2042.

La DUH se opone al vertido de grandes cantidades de cloro nocivo para el medio ambiente, utilizado para la limpieza en el buque terminal Hoegh Esperanza, operado por Uniper.

La llamada Unidad Flotante de Almacenamiento y Regasificación (FSRU), puesta en funcionamiento en el puerto del Mar del Norte en diciembre, transporta unos 165.000 metros cúbicos de GNL. Fue fletada por el gobierno alemán en su intento de sustituir los volúmenes de gas natural ruso, que se paralizaron a finales de verano.

La denuncia, que se produce cuando la policía empezaba a desalojar a los manifestantes que se oponían a la ampliación de una mina de lignito a cielo abierto, subraya las crecientes tensiones en torno a la política climática de Berlín.

Los ecologistas afirman que se están descuidando los objetivos climáticos durante una crisis energética provocada por la invasión rusa de Ucrania el año pasado, que obliga a volver a los combustibles más sucios.

"No debe haber descuentos medioambientales a la hora de aprobar plantas de gas natural licuado", declaró Sascha Mueller-Kraenner, director gerente de DUH, y añadió que las numerosas licencias permanentes para proyectos de combustibles fósiles pondrían en peligro los objetivos climáticos alemanes.

"Debe quedar claro que el cumplimiento del acuerdo climático de París no es negociable. La vida útil de la terminal de GNL debe limitarse a un máximo de diez años".