El regulador afirmó que el exceso de posiciones en dólares en los balances de los bancos a través de posiciones abiertas ha creado un incentivo para que los prestamistas mantengan divisas, exponiéndolos así a riesgos cambiarios y de otro tipo.

En el pasado, a los prestamistas no se les permitía tener posiciones abiertas en dólares, lo que significaba que no podían comprar divisas por cuenta propia en el mercado ni especular con el valor de la divisa.

El banco central ha introducido posiciones abiertas netas con límites no superiores al 20% de los fondos propios para las posiciones cortas y ha puesto un límite cero para las posiciones largas.