Los precios de la vivienda en EE.UU. experimentaron en febrero el mayor salto en casi dos años, según informaron el martes las autoridades federales de la vivienda, lo que refleja los efectos que la escasa oferta de casas sigue teniendo en el mercado inmobiliario del país.

Los precios subieron un 1,2% en febrero respecto a enero, el mayor incremento intermensual desde abril de 2022, según informó la Agencia Federal de Financiación de la Vivienda en su informe mensual sobre los precios de la vivienda. En términos interanuales, los precios subieron un 7%, el mayor incremento desde noviembre de 2022.

"Los precios de la vivienda en Estados Unidos repuntaron con un aumento en febrero, tras descender ligeramente en enero", dijo Anju Vajja, subdirectora de la división de investigación y estadísticas de la FHFA. "Las nueve divisiones del censo experimentaron una apreciación de los precios en los últimos 12 meses, y las divisiones de Nueva Inglaterra y el Atlántico Medio registraron un crecimiento de dos dígitos".

Aunque la oferta de viviendas en el mercado ha mejorado lentamente en los últimos meses, sigue estando muy por debajo de las normas históricas porque muchos propietarios tienen hipotecas con bajos tipos de interés fijados antes de que la Reserva Federal iniciara su ciclo de subidas de tipos hace más de dos años. Trasladarse o cambiar a una casa más grande implicaría financiarse de nuevo a tipos para una hipoteca a 30 años con tipo fijo por encima del 7%, una dinámica que está tentando a muchos propietarios a quedarse donde están.

Además, la construcción de viviendas ha tardado en llenar ese vacío. Juntas, esas dinámicas están manteniendo a raya el flujo de propiedades en el mercado, exacerbando una escasez nacional de viviendas y el problema de la asequibilidad de la vivienda.

Es poco probable que el repunte de los precios en febrero sea una noticia bien recibida en la Reserva Federal, que ha comprobado que su rápido avance en la contención de la inflación el año pasado se ha estancado en lo que va de 2024. Los precios de la vivienda no entran directamente en las mediciones de la inflación que sigue el banco central estadounidense, pero los cambios sí contribuyen en parte a las mediciones de los alquileres imputados que se incluyen en los índices de inflación y que se han mantenido obstinadamente altos. (Reportaje de Dan Burns; Edición de Paul Simao)