BRASILIA, 26 abr (Reuters) - El Congreso de Brasil se preparaba el miércoles para abrir una investigación sobre el asalto del 8 de enero a edificios estatales clave en la capital por parte de manifestantes violentos que negaban la victoria electoral del recién investido presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Lula y sus aliados en el Parlamento intentaron evitar la investigación del Congreso, con la esperanza de que quedara en manos de las fuerzas del orden y mantener la atención en la agenda legislativa. No obstante, la oposición derechista presionó para que haya una investigación como forma de culpar al nuevo gobierno de los fallos de seguridad en Brasilia ese día.

El gobierno teme que la investigación se convierta en un espectáculo que encienda a los partidarios del expresidente Jair Bolsonaro y distraiga la atención de la reforma tributaria propuesta por Lula y las normas presupuestarias destinadas a mantener un control sobre la deuda pública e impulsar programas sociales para hacer frente a la desigualdad, dijeron aliados del gobierno.

Una vez que se abra formalmente la investigación en el Congreso, habrá una feroz batalla sobre la composición de la comisión. La oposición, que tiene una fuerte presencia parlamentaria, planea llenar la comisión de 36 miembros con suficientes legisladores para llevar a cabo las audiencias, dejando al gobierno minoritario de Lula a la defensiva, según el derechista Partido Liberal (PL).

"Queremos presidir la comisión. Nuestro partido quiere saber por qué el gobierno no desplegó policías en las calles", dijo un portavoz del PL, el partido de Bolsonaro y el más grande en el Congreso.

Entre los representantes propuestos por el PL figuran el hijo del expresidente, Eduardo Bolsonaro, su ex jefe de inteligencia Alexandre Ramagem y André Fernandes, investigado por el Tribunal Supremo por apoyar el asalto del 8 de enero.

Las manifestaciones están siendo investigadas por el máximo tribunal, la fiscalía y la policía federal en pesquisas que pueden acarrear consecuencias más graves para Bolsonaro y sus partidarios, 800 de los cuales se enfrentan a cargos por vandalismo y defensa de un golpe militar.

Bolsonaro, que niega cualquier responsabilidad en el asalto ya que no se encontraba en Brasil en ese momento, fue llamado a declarar en la sede de la policía federal el miércoles por la mañana. Su portavoz, Fabio Wajngarten, dijo a la prensa que condenó los hechos en su comparecencia.

(Reporte de Anthony Boadle y Ricardo Brito; editado en español por Carlos Serrano)