Según el acuerdo comercial acordado cuando Gran Bretaña abandonó la UE, el 45% del valor de un vehículo eléctrico (VE) vendido en la UE debe proceder de Gran Bretaña o de la UE a partir de 2024 para evitar aranceles.

El problema es que un paquete de baterías puede suponer hasta la mitad del coste de un nuevo VE y Europa aún no ha desarrollado una industria de baterías propia lo suficientemente grande, y es improbable que lo haga para finales de 2023, señaló la asociación VDA en un comunicado.

Los aranceles tanto a las exportaciones a Gran Bretaña como a las importaciones procedentes de este país supondrían "una desventaja competitiva significativa para la industria automovilística europea en relación con sus competidores asiáticos en el tan importante mercado británico", afirmó.

También representarían un "peligro para el desarrollo de la e-movilidad", ya que perjudicarían a toda la cadena de suministro de la UE, incluidos los fabricantes de baterías, provocando un mayor retraso de Europa como lugar de producción.

"Esto frenaría la transformación", afirmó el grupo de presión.

A principios de esta semana, el fabricante de automóviles Stellantis advirtió de que las plantas automovilísticas británicas cerrarían con la pérdida de miles de puestos de trabajo si no se abordaba la cuestión.

Gran Bretaña dijo el miércoles que estaba en conversaciones con Bruselas.

"Esperamos poder llegar a una resolución con la UE sobre este asunto", declaró el miércoles a la prensa el portavoz del primer ministro, Rishi Sunak.