La oficina del ministro israelí de Asuntos Exteriores, Eli Cohen, hizo público el 26 de agosto que se había reunido con Najla Mangoush, su homóloga libia, en Italia a principios de mes. La declaración se produjo poco después de que los medios de comunicación israelíes informaran sobre la reunión.

La noticia desencadenó protestas en Libia, que no reconoce a Israel y donde el sentimiento propalestino es fuerte, y llevó al primer ministro Abdulhamid al-Dbeibah a despedir a Mangoush.

"No es útil, ahora está claro", dijo Netanyahu a la cadena de televisión chipriota ANT1 cuando se le preguntó por la publicación.

"He emitido una directiva a todos los ministros de nuestro gobierno de que este tipo de reuniones tienen que ser autorizadas de antemano con mi oficina, y ciertamente su publicación tiene que ser autorizada de antemano con mi oficina".

Los analistas afirman que Dbeibah y otros dirigentes libios han intentado estrechar lazos con Israel con la esperanza de que Estados Unidos, que considera prioritaria la normalización de las relaciones árabes con Israel, les apoye en las desavenencias políticas internas de Libia.

Israel, por su parte, desea mantener conversaciones discretas con posibles socios árabes y musulmanes con la esperanza de que se conviertan en lazos plenos. En la entrevista de ANT1, Netanyahu calificó la gestión de la reunión entre Cohen y Magoush de "excepción a la regla".

En un post publicado el 28 de agosto en las redes sociales para contrarrestar el furor, Cohen defendió a su ministerio por "trabajar siempre en canales abiertos y encubiertos, y en una serie de medios discretos, para reforzar las relaciones exteriores de Israel".